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lunes, 3 de febrero de 2014

HABIS



Salón del trono
Salón del Trono


El escritor romano Justino recoge en su obra, resumiendo la Historia Universal de Trogo Pompeyo, el mito fundacional del imperio tartésico en el relato sobre los reyes Gárgoris y su sucesor Habis. 

          Habis nació de la relación incestuosa del primer rey de los curetes, que poblaban los montes y los bosques de Tartesos, con su propia hija. Gárgoris, avergonzado, trató de deshacerse del niño por todos los medios. Primero lo abandonó recién nacido en el campo, pero al disponer que se localizase su cadáver, días después, lo encontraron alimentado por la leche de distintas fieras. Después mandó arrojarlo a una estrecha cañada por donde pasaban las manadas de ganado para que lo pisotearan. De allí también salió indemne y alimentado. Probó echarlo a perros y cerdos hambrientos que no sólo acabaron con él sino que fue alimentado por las ubres de las cerdas. Al final, la crueldad de su padre hizo que lo arrojaran al océano. La protección de los dioses hizo que el oleaje lo depositara suavemente en la playa y que apareciera una cierva que lo amamantó. Su convivencia con los ciervos lo dotó de gran agilidad recorriendo durante tiempo los bosques y montañas con las manadas de ciervos con ligereza similar a ellos.

          Un día fue cazado a lazo y ofrecido al rey como regalo. Gárgoris reconoció al niño cazado como su nieto y sobrecogido por los sucesos y aventuras que había pasado y a las que había sobrevivido, lo reconoció como su sucesor.

          Se le puso el nombre de Habis y cuando llegó a reinar fue un monarca de tal grandeza que se comprendió por qué la sabiduría divina le había preservado de tantos peligros. Esta grandeza se debe, según nos relata el propio mito, a que sometió a leyes al pueblo incivilizado; les enseñó a uncir los bueyes al arado y cultivar cereales, así como a comer alimentos condimentados en lugar de comidas crudas, como él había tenido que comer. Además les prohibió los trabajos de esclavos y los distribuyó en siete ciudades.

          La principal función del mito o leyenda era el culto al fundador o benefactor. El mito de Habis tiene un gran paralelismo con otros héroes-fundadores como Rómulo y Remo, alimentados por la loba, o Ciro, rey de los persas, alimentado por una perra. Aunque son mitos, la arqueología y la historia han ido corroborando muchos aspectos subyacentes de esas leyendas fabulosas.

          En el caso del mito de Habis vemos como, al igual que el de Gárgoris, no debe corresponder a un momento y a un espacio concreto, sino a un periodo, más o menos extenso, de la evolución de un pueblo. En este caso vemos como re refiere al paso de un pueblo cazador-recolector a otro que ya domina las técnicas agrícolas con la utilización del arado, que se ha urbanizado y que se rige por unas normas o leyes.

          Con respecto al tiempo por el que se extiende esta monarquía debió ser muy extenso si hacemos caso a lo que nos dice el escrito de Justino: “muerto Habis, el reino siguió en manos de sus sucesores durante muchos años”. Teniendo en cuenta la función civilizadora de Habis que fue el primero que “enseñó a uncir los bueyes al arado”, “sometió a leyes al pueblo incivilizado” y “los distribuyó en siete ciudades” tendríamos que ubicar el nacimiento de esa civilización en una época en la que el sur peninsular tenía ya una agricultura y una ganadería avanzada, contaba con una red de ciudades y con una sociedad especializada.
Mapa de Tartessos

Esta época podría coincidir perfectamente con la cultura megalítica y metalúrgica del cobre conocida por el poblado epónimo de los Millares que se desarrolla durante el tercer milenio a. d. C. En esta cultura ya vemos elementos de una sociedad urbana especializada, que construye poblados fortificados, que cuentan con obras de ingeniería hidráulica y de diques portuarios, y que tiene relaciones, al menos comerciales, con pueblos del Oriente mediterráneo (Egeo y Egipto) si tenemos en cuenta los diversos objetos encontrados de esas civilizaciones en los poblados millarenses y de la cultura del estuario del Tajo.

          Seguramente que la referencia del mito de Habis a que distribuyó al pueblo en siete ciudades, tenga su reflejo real en la existencia de varias ciudades de la época con características mas o menos análogas al de los Millares como los poblados de Almizaraque o del Barranquete (en Almería) hasta el poblado de Vila Nova de San Pedro, en la desembocadura del Tajo, pasando por los estratos más antiguos de yacimientos como el de Lebrija, Aljaraque (Huelva) o Mesa de Asta (Jerez).

En cuanto a la existencia de leyes, es conocida la referencia de Estrabón a que los turdetanos, descendientes de los tartesios,” tenían leyes en verso de más de seis mil años, como dicen.” También podemos mencionar en este aspecto el conocido como “Disco de Faistos”, que es una arcilla con escritura ideográfica ajena a las escrituras del entorno, aparecido en Creta y fechado por el contexto hacia 1.500 a.d.C. y que puede pertenecer a Tartesos.

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