Habrá que buscarse un piso de la Sociedad Pública de
Alquiler. De prisa, a ver si es posible alcanzar un sueldo de 4.000/5.000
€/mes. Es la buena noticia de la S.P.A, quien, ante la anunciada subida a los
precios de sus alquileres, afirma ”que los inquilinos pagan menos del 25% de su
sueldo”. Lo que no se entiende es que vivan de alquiler con esos ingresos. Allá
cada cual.
La SPA,
en vez de contribuir a facilitar el acceso a la vivienda, se acaba de inventar
unos sueldos que ya quisieran tener sus arrendatarios. Sus arrendatarios y
muchos más. La SPA podría –debería- controlar el mercado, en beneficio de un
Derecho Constitucional. Pero en vez de facilitar el acceso a la vivienda, hace
tarifa de “lo que cobra fulano”, adornado con el eufemismo de “adaptarse a la
realidad del mercado”. Una realidad plena y solamente especulativa, a la que
ahora la SPA pretende dar carta de naturaleza. Si cualquier “loco” (habrá que
estarlo para no especular) le diera por bajar precios. ¿Bajaría entonces la
SPA, o pediría su encierro por “romper la tendencia del mercado”?
La
“tendencia del mercado”, único y especulativo argumento en que basar unos
precios dislocados, están siendo, también, la ruina del mercado. Aunque sus
beneficiados resistan numantinamente, sin recordar aquello de la ambición y el
saco. El sueldo medio está muy por debajo de la cifra supuesta por el público
organismo; y, objetivamente, aparte el interés de una parte, nadie puede pagar
un sueldo, ni un 90%, ni un 80% por la vivienda. Es más: quien se ve sin vivienda
por no poder afrontar una cuota de 1000 ó 900 euros, tampoco puede hacer frente
a 700. Los propietarios particulares pueden ser muy dueños de exigir en su
beneficio. Pueden ser. Pero la Administración no debe fomentar la especulación,
sino procurar vivienda a todos, aunque compita con los privados, pues el
Derecho debería primar sobre el interés librecambista.
Este
cambio de ciclo que, al fin llaman crisis, después de ser forzado a pasar por
simple “desaceleración”, parece dispensar sólo a sus más directos responsables.
Como si todos debieran sufrirlo, menos la especulación que lo ha creado, y
pescadores en río revuelto, especuladores de menor talla, devoradores de tallas
mínimas. El alquiler, alternativa a la imposibilidad de comprar vivienda, viene
a cerrar el círculo al impedir el constitucional e ignorado derecho a
habitarla. La Ley hecha para proteger el interés del arrendador, ha
posibilitado una disparatada subida para beneficio de una parte, aunque sin
beneficio real durable, y ha convertido al arrendatario en víctima y nómada.

TEXTO: Rafael Sanmartín Ledesma. Con L de Libertad.
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