INSTITUTO ALMENARA

¡Bienvenid@ al Instituto ALMENARA!

INSTITUTO ALMENARA

sábado, 10 de enero de 2015

Ibn Hayyan



            Abu´l Marwán Hayyán Ibn Jalaf Ibn Hayyan al Qurtubí nació en la capital del califato omeya en el 987, y murió en la misma ciudad cordobesa en el 1076. Ha sido considerado como el abanderado de la historia de al-Andalus por ser el autor de dos destacadas obras históricas al-Matin y al-Muqtabis.

            Fue un alto funcionario del régimen amirí, la dinastía que inició Almanzor, usurpando la legitimidad Omeya de Hixam II. No está claro si su familia es de origen muladí (cristianos convertidos al Islam) o de libertos (esclavos al servicio de la corte que recuperan su libertad). Lo que si se sabe es que su padre, Jalaf, llegó a ser secretario de la compleja administración de Almanzor, por lo que el joven Abu`l Marwán se crió en la corte cordobesa.

             Fue testigo de la caida del Califato Omeya, de la fitna' o guerra civil, y de la instauración de los reinos de taifas. Contemporáneo de Ibn Hazm, al igual que él, se destaca como defensor a ultranza de la dinastía Omeya, criticando su caída y la consiguiente ruptura del centralismo andalusí.
            Precisamente sería la gran revuelta de los mercenarios bereberes que Almanzor había incorporado a sus ejércitos, lo que impactaría de tal manera en el joven Ibn Hayyán, que le llevó a ser el cronista de aquella calamidad. El mismo lo certifica al escribir: “su terror, superando toda moderación, alteró mi raciocinio hasta el punto de obsesionarme en un empeño de llevar el registro estricto de lo sucedido...”.
            Después de la caída del Califato, contó con la protección de los Banu Yahwar, que habían instaurado en Córdoba una forma de gobierno seudorepublicana desde que en 1031, ante el vacío de poder que se produjo en la capital, un consejo de notables de la ciudad decidió dar el poder al jeque más prominente, Abú'l Hazm Yahwar bin Muhammad, que gobernó hasta su muerte en 1049, con un consejo de Estado que tomaba las grandes decisiones colectivamente.
            Fue su hijo y sucesor Abu l-Walid, que gobernó Córdoba otros 21 años al mismo estilo que su padre, el que lo contrató con un buen sueldo, sabedor de la importancia de contar con un cronista de prestigio como Ibn Hayyan,  para que alabara la actuación del gobierno en sus crónicas. Pero su sucesor e hijo Abd al-Malik, un tirano ambicioso desmerecedor de su padre y abuelo, dejó de proteger al historiador y a despreciarlo. Ibn Hayyán, lejos de amedrentarse a sus 80 años, siguió con su labor de cronista de su tiempo, pero arremetiendo contra los abusos y malas prácticas del gobernante cordobés.
            Temeroso de que se perdiera su obra a manos del tirano cordobés, Ibn Hayyán se vincula  con el soberano de la taifa toledana al-Ma`mun ibn Di l'Nun. Ya en los últimos años de su vida accede al mecenazgo del rey sevillano al-Mutamid que había anexionado Córdoba a la taifa de Sevilla.    
            Así como otros historiadores andalusíes destacaban también en otros tipos de géneros,  en el caso de  Ibn Hayyan solo se dedicaba a la historiografía. Dos obras suyas: el Matin y el Muqtabis fi ta'nj riyal al-Ándalus han sido pieza fundamental en la construcción de la historiografía oficial posterior. El Muqtabis, cuya traducción es: “el que toma la candela de otro, acerca de la historia de los hombres de al-Andalus” no es otra cosa que una recopilación en la que Ibn Hayyan toma prestado pasajes de otros autores que le precedieron, especialmente de Ahmad Razi (el castellanizado como moro Rasis) y su hijo Isà. Él copiaba las partes que le interesaban, rechazando otras, y proponiendo, ocasionalmente, distintas versiones sobre un mismo acontecimiento. El tratamiento que hace de la historia le ha merecido la consideración de “historiador moderno”.
            El Muqtabis es una titánica labor de recopilación en 10 volúmenes, pero que desgraciadamente solo nos ha llegado íntegra una parte. A pesar del tratamiento moderno que hace de los acontecimientos y personajes, Ibn Hayyan no deja de ser un historiador cortesano al servicio del poder que, lógicamente, plasma un visión de la historia favorable a ese poder.
            El Matin (“lo sólido”) tiene una conformación diferente. Más que historia es crónica de una convulsa actualidad que él vive, donde prima el juicio personal y, por lo tanto, la subjetividad  marcada por su postura en favor de la legitimidad Omeya. Desgraciadamente no nos ha llegado nada de esta obra que algunos creen que contaba con 50 volúmnes, aunque distintos compiladores posteriores han recogido pasajes de ella bastante largos.
            Nuestro personaje murió en su ciudad natal, Córdoba, en el 1076, y fue enterrado en el cementerio del Arrabal.

No hay comentarios: