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lunes, 15 de junio de 2015

Abu Hayyan al-Garnati, "El Califa en gramática"

Muhammad bin Yusuf bin 'Ali bin Yusuf bin Hayyan al-Nafzî Abu Hayyan al-Jayyâni al-Gharnatî al-Andalusí, más conocido como Abu Hayyan al Gharnati, nació en Granada en 1256, en un barrio granadino conocido en la época como Matajsaras.
Poeta e importante comentarista del Corán, experto en lecturas coránicas, excepcional gramático de la lengua árabe y otras lenguas orientales, lexicógrafo y biógrafo. Por sus grandes conocimientos de la lengua árabe fue admirado y conocido en su tiempo como “el Califa en gramática”, o “el imán de los gramáticos”. Es autor de 68 obras sobre diversos temas.

Provenía de una familia originaria de Jaén. Su padre era un experto en Tafsir (Comentarios del Corán) y en gramática. En esos mismos conocimientos se inició el niño Abu Hayyan de la mano de su padre y de otros maestros de Granada, entre los que destaca Ya'far Ibn al-Zubayr. Otro de sus maestros fue el jienense (de Úbeda) afincado en Granada Abu Ali Ibn Abi al-Ahwas, imán de la mezquita mayor de la Alcaicería, alfaquí, gramático y literato.
Hay una anécdota sobre este personaje que cuenta Abu Hayyan: estando con su maestro Ibn al-Zubayr en presencia del ubedí le pregunta a su maestro ¿qué es la gramática? “Él es la gramática” le contesta su maestro señalando hacia el ubetense.
Prosigue sus estudios de juventud trasladándose a Málaga, Vélez, Algeciras, Gibraltar y Almería, donde prosiguió sus conocimientos del Corán y de gramática con otros maestros andalusíes.
En 1278 diversas circunstancias personales le hicieron salir de al-Andalus. Por un lado tuvo que enfrentarse al vacío que le hicieron muchos intelectuales granadinos al tomar partido por su maestro Ibn al-Zubayr en sus disputas con otro estudioso del Corán y antiguo maestro suyo, Ibn al-Tabba. Éste tenía mucha influencia en la corte y en el mundillo intelectual granadino. A Ibn al-Tabba no debió gustarle nada el escrito que había hecho Abu Hayyan defendiendo a su maestro al-Zubayr por lo que se quejó ante el sultán Muhammad II del que consiguió un castigo ejemplar para Abu Hayyan.
Pero el joven gramático (tenía apenas 22 años) desapareció de Granada cruzando el estrecho y exiliándose en el magreb. Otra de las causas que se apunta para el exilio de Abu Hayyan es su postura ideológica contraria a la política del nuevo sultán de Granada Muhammad II, apodado “el alfaquí”. El nuevo sultán era partidario de que se introdujera en la enseñanza de su reino, junto con las tradicionales ciencias islámicas, las ciencias de los antiguos, especialmente la filosofía, al igual que se había hecho en otras épocas de al-Andalus.
Abu Hayyan era bastante intransigente con esas cosas y estaba en contra de ese tipo de enseñanzas. Además era partidario del zahirismo, una doctrina jurídica muy minoritaria en al-Andalus y en la Granada de su época en la que siempre había sido mayoritaria la doctrina del malikismo.
Parece que Abu hayyan no salió de al-Andalus con una ruta prefijada, aparte de encaminarse hacia la Meca con el fin de cumplir con la peregrinación. Pasó por Ceuta, Fez, Bujía, Qairuán y Alejandría, ciudades en las que aprovechaba para ampliar sus estudios. En 1280 llega a la Meca donde prosigue sus estudios. Ese mismo año se instala en el Cairo donde gobernaban los mamelucos que habían hecho de Egipto un estado floreciente y al que acudían los grandes sabios del mundo musulmán.
En el Cairo se dedicó a la enseñanza a la misma vez que seguía aprendiendo de otros maestros como el célebre gramático Ibn al-Nahhas, que a su vez había sido alumno del jienense Ibn Malik que enseñaba en Damasco. Así pues vemos en esa época a dos grandes gramáticos de la lengua árabe, uno jienense y un granadino de origen jienense, enseñando a la mayoría de los intelectuales musulmanes de la época, uno en Damasco y otro en el Cairo.
Con el tiempo, Abu Hayyan fue ocupando diversos cargos en el estamento religioso y educativo de Egipto hasta llegar, ya cumplidos los 57 años, a ser el maestro de Tafsir (comentario del Corán) puesto en el que sucedió a su maestro Ibn al-Nahhas. Su fama de gran experto llegó a todos los confines del Islam y por su cátedra pasaron multitud de estudiantes de todos los países musulmanes, incluido al-Andalus.
Como gramático tuvo la obsesión de preservar la lengua árabe de su descomposición y no tuvo ningún empacho en criticar todo aquello que no le parecía correcto en otros gramáticos de su época o anteriores. Su pasión por el estudio de la lengua le llevó a interesarse por otras lenguas como las etíopes, la persa o el turco. A la lengua turca, quizás por ser la lengua originaria de los mamelucos le dedicó tres tratados. Uno de ellos se considera la primera gramática turca que se utilizó en la historia de ese pueblo.
Otra faceta menos conocida de Abu Hayyan al-Gharnati es su vocación literaria. Su obra poética es bastante amplia, de temas diversos y métricas diferentes. Abundaban en su obra las casidas y las moaxajas. Algunas de estas fueron recogidas en un diván por un discípulo.
De su poesía amorosa podemos destacar la dedicada a su mujer, Zumurruda (Esmeralda en persa). Zumurruda, que era mulata, tenía una gran formación académica. Otra mujer que fue objeto de su poesía, era su hija Nudar (oro puro), una reconocida erudita y poetisa de su tiempo que falleció prematuramente a los 28 años, sumiendo en una gran melancolía a al-Gharnati.

Al pesar de la muerte de su hija, primero, y de su mujer, poco después, Abu Hayyan sumó una acusada ceguera en el final de sus días. Dicen sus biógrafos que en sus últimos años de vida no dejaba de recordar a su Granada lamentándose de no poder volver a verla. Murió en El Cairo, el 10 de julio de 1344. 

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