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martes, 24 de febrero de 2015

Ibn Abi l-Jisal



                IBN ABI L-JISAL, ABU `ABD ALLAH nació en el 1072 en una alquería que se llamaba Furgulit (las Gorgollitas) en el distrito de Segura, entre Santiago de la Espada y Segura de la Sierra (Jaén).
            Fue un ilustre escritor y un gran retórico, orador y lexicógrafo, y como muchos de los grandes intelectuales andalusíes también cultivó la poesía. Pero por lo que más se conoce a Ibn Abi l-Jisal es por ser un excelente secretario (Kâtib) que ejerció al servicio de los almorávides. Como tal fue reconocido por sus coetáneos y recordado como “el príncipe de los secretarios”.


            Su nisba parece que viene del apodo de su familia que le llamaban “jalasa”. Era una familia humilde que pudo darle estudios al pequeño Abd Allah. Este fue enviado de niño a la localidad de Úbeda donde hizo sus primeros estudios con el gramático y literato Abu l-Hasan al-Ya'mari, que fue Cadí de Úbeda. Como anécdota podemos contar que ya de más mayor se adjudicó en su árbol genealógico una ascendencia familiar de un linaje de Arabia. Esta invención de la genealogía árabe era muy habitual en la población andalusí.
            Cuando era joven, toda su familia se trasladó a la ciudad de Córdoba, donde ya dominaban los almorávides y a los que terminarían vinculados varios miembros de la familia, incluido su hermano menor. En Córdoba, y después en Granada y Almería, siguió sus estudios con grandes maestros de su época. Estudió lengua árabe, literatura y Hadiz (narraciones referentes al profeta Mahoma).
Las gorgollitas

            Tenemos que comentar al respecto de la enseñanza en al-Ándalus, que estaba muy extendida por todas partes. La población en general que venía de una sociedad poco o nada arabizada sabía de la importancia de la escolarización en árabe, sobre todo si quería prosperar. También la administración pública musulmana sabía de la importancia de la escuela como medio de islamización y arabización de la población. En los pueblos había maestros que enseñaban los estudios primarios, y en los centros más importantes también se impartían enseñanzas secundarias y superiores. La enseñanza, aunque no estaba regulada ni retribuida por el Estado, si que los maestros solían recibir subvenciones de los gobernantes aunque de poca importancia, bien en dinero o en especie. Sobre todo en la época del Califato se subvencionaba desde el poder a maestros para que ejercieran la enseñanza a las clases desfavorecidas. Sin embargo en la época almorávide ya no se otorgaban este tipo de subvenciones, pero la perspectiva de alcanzar puestos elevados en la administración incitaba a los padres, campesinos o artesanos, al sacrificio de costear la enseñanza de sus hijos. Este fue el caso de nuestro personaje.
            Ibn Abi l-Jisal, después de estudiar con grandes maestros que le otorgaban una especie de diploma o licencia (iyaza) por la cual un sabio autorizaba a enseñar a su discípulo, se dedicó a la enseñanza en Córdoba. Allí adquirió un gran prestigio como profesor en diferentes ramas del saber: Composición, Genealogía, Historia, Lexicografía, Literatura y Hadices o tradiciones proféticas. Este prestigio también se acrecentó por sus dotes literarias y su dominio de la lengua árabe.
            Su posición social dio un vuelco cuando el gobernador almorávide de Córdoba se fijó en sus cualidades y lo nombró su secretario. Era habitual en el Islam en general, y en al-Ándalus en particular que los gobernantes, que no siempre tenían la cultura que se podía esperar de ellos, contrataran a secretarios que dominaran con exquisita corrección el árabe clásico, la caligrafía y la redacción.
            A partir de ese momento la vida de Ibn Abi l-Jisal estuvo ligada a los gobernantes almorávides como fiel secretario, aunque también tuvo sus problemas por ello. Por ejemplo cuando su protector, el gobernador de Córdoba, apoyó como sucesor al sobrino de Yusuf b. Tasufin en contra del hijo Alí. Cuando éste consiguió el poder amenazó por carta al gobernador cordobés, que era su primo. Entonces éste, atemorizado por las posibles represalias del nuevo Emir, encargó a Ibn Abi l-Jisal la redacción de una carta exculpatoria que impactó al nuevo gobernante almorávide, consiguiendo “suavizar” las represalias. Después de seguir un tiempo como secretario en los nuevos destinos de su protector, que fue nombrado gobernador de Fez, primero, y de Valencia, meses después, el emir solicitó sus servicios incorporándolo a su corte como uno de sus más influyentes secretarios.
            Parece que es en esta época al servicio de Alí b. Tasufin cuando escribió la mayor parte de su obra literaria. Entre ella destacamos sus cartas, que sirvieron de referencia para otros secretarios.  El hecho de que se conserven muchas de estas cartas ha servido a los historiadores para conocer mas a fondo el reinado de Alí.
También a lo largo de su vida Ibn Abi l-Jisal compuso muchas poesías, tocando diversidad de géneros -amorosas, elegíacas, florales, y panegíricas- que iba intercalando en sus cartas y en sus obras, pero nunca llegó a reunirlas en un diván. Después de su muerte, un desconocido las reunió todas en una obra que abarcaba cinco tomos.

            Ya con setenta años Ibn Abi l-Jisal se retiró a su casa de Córdoba donde moriría unos años después, en el 1146, de forma violenta en las revueltas contra los almorávides.   

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