IV Concurso de la Huerta Tradicional de Jaén

NUESTRAS HUERTAS DE LOS RÍOS JAÉN Y GUADALBULLÓN

Un paraíso idílico y productivo, hoy destrozado por un urbanismo salvaje.

          

          Texto: Manuel Ochando

La visión que hoy tengo de la Vega de Jaén de mediados del siglo XX es idílica, pero en aquel tiempo fue real. A pesar de los años difíciles que se atravesaban, la situación de las huertas y de los hortelanos era de una cierta prosperidad. En la década de los cincuenta, y aún años después, el frigorífico no había llegado a la mayoría de los hogares. Por tanto diariamente, incluso los domingos, las hortalizas las llevaban los hortelanos con sus mulos, o acémilas, cargados con las cestas de mimbre repletas con el producto de su trabajo, al mercado de San Francisco. En aquel tiempo no existían supermercados ni grandes superficies. Todas las personas acudían a este Mercado a comprar y proveerse de alimentos frescos. Las verduras y frutas de Jaén se cultivaban con una agricultura tradicional que empleaba semillas autóctonas y que estaba carente de cualquier tratamiento con productos fito-sanitarios.

El estiércol, la labra hecha con mimo por el hortelano, el riego con un agua carente de ninguna contaminación y el amor con el cual el hortelano hacía su trabajo daban como resultado unos productos excelentes y sanos para el consumo. Estos sufridos agricultores jiennenses eran capaces de producir todas las frutas y verduras que consumía la ciudad de Jaén.

Después vendrían otros tiempos en los cuales se parcelarían las huertas para hacer en sus fértiles tierras un urbanismo salvaje que destruiría poco a poco este antiguo edén.

Algunas fotografías del IV Concurso de la Huerta Tradicional:

(Fotografías: Jose A. Ruiz)