Salomón ibn Gabirol,
Selomo ben Yehudah ibn Gabirol, conocido por los latinos
como Avicebrón, fue un filósofo, teólogo y poeta andalusí de religión judía.
Nació en Málaga en 1020, aunque su familia era cordobesa
y se instaló en Málaga en 1013 después de tener que salir de Córdoba huyendo de
la inestabilidad que se produjo en la capital del Califato a raíz de la guerra
civil. Su niñez transcurrió en Málaga pero muy pronto su familia también tiene
que irse de Málaga por la inestabilidad que seguía en al-Ándalus en esos años.
Quedó huérfano de madre desde muy pequeño y con su padre
se traslada a Zaragoza donde los nuevos gobernantes de la taifa acogen con
agrado a muchos intelectuales andalusíes dando lugar al mejor periodo cultural
del reino zaragozano.
Aunque residió la mayor parte de su vida fuera de Málaga,
él siempre se sintió orgulloso de ser malagueño pues utilizaba el gentilicio de
al-malaquí (el malagueño).
Parece que era de pequeña estatura y era más bien feo
físicamente porque tenía una penosa enfermedad cutánea que lo desfiguró. Quizás
esa circunstancia influyó en la conformación de su carácter agrio e irascible.
No consta que se casara, cosa extraña en un judío pues
según su tradición no estaba bien visto. Compuso varios poemas dedicados a
muchachas adolescentes, por lo que hay que pensar que su estado de soltero no
se debiera al rechazo a la mujer. Seguramente que el motivo sería sus problemas
físicos y de aspecto que le inducirían a la introversión sentimental.
En Zaragoza destaca desde muy joven por sus dotes
poéticas. El visir de la taifa zaragozana,
Yequtiel ben Isaac, lo acoge bajo su protección y mecenazgo, y a él le
dedica sus mejores poemas de juventud, incluida
la elegía a su muerte violenta.
Tenía una memoria extraordinaria,, se aprendió de memoria
el antiguo testamento. Con 19 años compone en verso una gramática del hebreo,
en hebreo. Utilizaba el hebreo para los escritos más íntimos, como la poesía
religiosa que ha pasado a formar parte de la liturgia sinagogal sefardí. Aunque
para los escritos filosóficos y científicos utiliza el árabe, lengua de cultura
en al-Ándalus, y en la que se sentía más cómodo, como era lo normal en los
autores judíos de la época. Aunque sabemos que también utilizaban el romance en
moaxajas y en sus conversaciones coloquiales.
El golpe de Estado contra el rey zaragozano Mundir II, y
el asesinato de su protector, el visir Yequtiel ben Isaac, lo impulsan otra vez
a trasladarse de ciudad. Esta vez acude a Granada donde gobierna como visir un
viejo conocido de la familia, Samuel Ibn Nagrela, que como ellos, habían tenido
que salir de Córdoba y refugiarse en Málaga.
En Granada, Ibn Gabirol fue preceptor del joven José Ibn
Nagrela. Pero pronto las relaciones entre Ibn Gabirol y Samuel se fueron
deteriorando, no solo por la rivalidad poética que había entre los dos, sino
también por el carácter ofensivo e injurioso que mostraba hacia todas las
personas que a él no le caían bien, por muy influyentes que fueran.
Su estancia en Granada duró pocos años y al final optó
por volver a Zaragoza. Allí, su carácter agrio le llevaba a continuos
enfrentamientos con sus correligionarios judíos, que al final decidieron
expulsarlo de la comunidad hebrea de Zaragoza. De allí volvió a marcharse, esta
vez a Valencia en donde parece que falleció, aunque no sabemos en qué fecha,
pues a partir de su marcha de Zaragoza ya no se sabe más de él. Si creemos lo que expone en uno de sus poemas
con el título A la partida de al-Ándalus, parece que tenía la intención
de marcharse a Sión.
De su obra poética, además de sus poemas sobre temas
diversos, podemos destacar especialmente su obra Corona real, que su
gran obra de madurez. En prosa podemos destacar un tratado filosófico que ha
sido traducido al latín como Fons Vitae (La fuente de la vida) que trata, en
forma de diálogo entre un maestro y su discípulo, sobre el conocimiento de sí
mismo, sobre el conocimiento del mundo y el de Dios. Esta obra tuvo bastante
influencia en pensadores posteriores, tanto judíos como cristianos, Aunque también
tuvo sus detractores como Santo Tomás de Aquino o Maimónides, que ni siquiera
lo cita.
Otra de sus grandes obras en prosa fue Colección de
Perlas, que es un conjunto de refranes, sentencias morales, dichos y
proverbios.
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