IBN ABI L-JISAL,
ABU `ABD ALLAH nació en el 1072 en una
alquería que se llamaba Furgulit (las Gorgollitas) en el distrito de Segura,
entre Santiago de la Espada y Segura de la Sierra (Jaén).
Fue un
ilustre escritor y un gran retórico, orador y lexicógrafo, y como muchos de los
grandes intelectuales andalusíes también cultivó la poesía. Pero por lo que más
se conoce a Ibn Abi l-Jisal es por ser un excelente secretario (Kâtib) que
ejerció al servicio de los almorávides. Como tal fue reconocido por sus
coetáneos y recordado como “el príncipe de los secretarios”.
Su nisba
parece que viene del apodo de su familia que le llamaban “jalasa”. Era una
familia humilde que pudo darle estudios al pequeño Abd Allah. Este fue enviado
de niño a la localidad de Úbeda donde hizo sus primeros estudios con el
gramático y literato Abu l-Hasan al-Ya'mari, que fue Cadí de Úbeda. Como
anécdota podemos contar que ya de más mayor se adjudicó en su árbol genealógico
una ascendencia familiar de un linaje de Arabia. Esta invención de la
genealogía árabe era muy habitual en la población andalusí.
Cuando era
joven, toda su familia se trasladó a la ciudad de Córdoba, donde ya dominaban
los almorávides y a los que terminarían vinculados varios miembros de la
familia, incluido su hermano menor. En Córdoba, y después en Granada y Almería,
siguió sus estudios con grandes maestros de su época. Estudió lengua árabe,
literatura y Hadiz (narraciones referentes al profeta Mahoma).
Las gorgollitas |
Tenemos
que comentar al respecto de la enseñanza en al-Ándalus, que estaba muy
extendida por todas partes. La población en general que venía de una sociedad
poco o nada arabizada sabía de la importancia de la escolarización en árabe,
sobre todo si quería prosperar. También la administración pública musulmana
sabía de la importancia de la escuela como medio de islamización y arabización
de la población. En los pueblos había maestros que enseñaban los estudios
primarios, y en los centros más importantes también se impartían enseñanzas
secundarias y superiores. La enseñanza, aunque no estaba regulada ni retribuida
por el Estado, si que los maestros solían recibir subvenciones de los
gobernantes aunque de poca importancia, bien en dinero o en especie. Sobre todo
en la época del Califato se subvencionaba desde el poder a maestros para que
ejercieran la enseñanza a las clases desfavorecidas. Sin embargo en la época
almorávide ya no se otorgaban este tipo de subvenciones, pero la perspectiva de
alcanzar puestos elevados en la administración incitaba a los padres,
campesinos o artesanos, al sacrificio de costear la enseñanza de sus hijos. Este
fue el caso de nuestro personaje.
Ibn Abi
l-Jisal, después de estudiar con grandes maestros que le otorgaban una especie
de diploma o licencia (iyaza) por la cual un sabio autorizaba a enseñar a su
discípulo, se dedicó a la enseñanza en Córdoba. Allí adquirió un gran prestigio
como profesor en diferentes ramas del saber: Composición, Genealogía, Historia,
Lexicografía, Literatura y Hadices o tradiciones proféticas. Este prestigio
también se acrecentó por sus dotes literarias y su dominio de la lengua árabe.
Su
posición social dio un vuelco cuando el gobernador almorávide de Córdoba se
fijó en sus cualidades y lo nombró su secretario. Era habitual en el Islam en
general, y en al-Ándalus en particular que los gobernantes, que no siempre
tenían la cultura que se podía esperar de ellos, contrataran a secretarios que
dominaran con exquisita corrección el árabe clásico, la caligrafía y la
redacción.
A partir
de ese momento la vida de Ibn Abi l-Jisal estuvo ligada a los gobernantes
almorávides como fiel secretario, aunque también tuvo sus problemas por ello.
Por ejemplo cuando su protector, el gobernador de Córdoba, apoyó como sucesor
al sobrino de Yusuf b. Tasufin en contra del hijo Alí. Cuando éste consiguió el
poder amenazó por carta al gobernador cordobés, que era su primo. Entonces
éste, atemorizado por las posibles represalias del nuevo Emir, encargó a Ibn
Abi l-Jisal la redacción de una carta exculpatoria que impactó al nuevo
gobernante almorávide, consiguiendo “suavizar” las represalias. Después de
seguir un tiempo como secretario en los nuevos destinos de su protector, que
fue nombrado gobernador de Fez, primero, y de Valencia, meses después, el emir
solicitó sus servicios incorporándolo a su corte como uno de sus más
influyentes secretarios.
Parece que
es en esta época al servicio de Alí b. Tasufin cuando escribió la mayor parte
de su obra literaria. Entre ella destacamos sus cartas, que sirvieron de referencia
para otros secretarios. El hecho de que
se conserven muchas de estas cartas ha servido a los historiadores para conocer
mas a fondo el reinado de Alí.
También a lo largo de su vida Ibn Abi l-Jisal
compuso muchas poesías, tocando diversidad de géneros -amorosas, elegíacas,
florales, y panegíricas- que iba intercalando en sus cartas y en sus obras,
pero nunca llegó a reunirlas en un diván. Después de su muerte, un desconocido
las reunió todas en una obra que abarcaba cinco tomos.
Ya con
setenta años Ibn Abi l-Jisal se retiró a su casa de Córdoba donde moriría unos
años después, en el 1146, de forma violenta en las revueltas contra los
almorávides.
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