INSTITUTO ALMENARA

¡Bienvenid@ al Instituto ALMENARA!

INSTITUTO ALMENARA

miércoles, 4 de marzo de 2015

Abu Hamid al-Gharnati

Al-Gharnatí (Dibujo de José Vigueras)
Abu Hamid Muhammad b. 'Abd al-Rahim b. Sulayman b. al-Rabi, mas conocido como Abu Hamid al-Gharnati, (el granadino) fue un viajero y comerciante andalusí que recorrió gran parte del mundo conocido de su época, especialmente el norte de África, Oriente Medio y Europa oriental. Sus vivencias viajeras nos las ha transmitido en dos libros. La Tuhfat al-Albab que se ha traducido como "El Regalo de los Espíritus",  y también escribió al Mu'rib an ba'd adja'ib al-Maghrib, en el que hace un relato de las maravillas del Magreb y al-Ándalus.

            Abu Hamid al-Gharnati Nació en Granada en el año 1080 cuando todavía reinaba el rey Abd Allah, último rey zirí de Granada. Su familia debió estar muy vinculada políticamente a la dinastía Zirí ya que el joven Abu Hamid, con diez años, salió de Granada con su familia, en el 1090 cuando el rey granadino entregó la ciudad al emir almorávide Yusuf ibn Tasufin.
            Abu Hamid y su familia se instalaron en Uclés (en la actual provincia de Cuenca) que pertenecía entonces a los dominios de Alfonso VI, al que los ziríes pagaban parias por su protección. En Uclés completó sus estudios y allí vivió hasta poco antes de que los almorávides conquistaran la plaza en el 1108. Entonces decidió abandonar al-Ándalus.
            Sus dos obras, el Mu´rib y la Tuhfa, las escribió en Iraq muchos años después. En ellas no solo describe geográficamente los países que recorre y en los que se queda a vivir un tiempo (años en algunos casos) sino que va aportando datos interesantes desde el punto de vista antropológico, etnológico y folclórico. En sus escritos suele incluir relatos llenos de fantasía sobre monumentos o hechos acaecidos en el lugar. En muchos casos también hace mención a su al-Ándalus natal donde sitúa leyendas fantásticas. Suele visitar esos sitios donde hay algo excepcional. Así vemos como antes de pasar a África estuvo en Cádiz donde visitó al famoso ídolo de Cádiz antes de que fuera destruido por los almohades en el 1145, y que según la tradición estaba dedicado al Heracles fenicio o el Hércules romano. En sus viajes por el mediterráneo también pudo contemplar la erupción del Etna, en la isla de Sicilia.
            Estuvo viviendo varios años en Ifriqiya, territorio que actualmente corresponde al norte de Túnez,  así como Argelia y Libia. Allí vivió un tiempo en Qayruan, su capital.
            Después de varios años en Ifriqiya se trasladó a Egipto donde vivió unos cinco años. Allí, nuestro viajero tuvo la suerte de ver el famoso faro de Alejandría del que nos ofrece una detallada descripción arquitectónica y nos da el dato de la existencia en él de un enorme espejo. También nos habla de otro de los monumentos maravillosos de Alejandría, la sala de audiencias de Salomón, con sus columnas que se movían siguiendo el movimiento del sol. Pero de Egipto también le llama la


atención sus imponentes pirámides y la maravilla de un país que sin tener apenas lluvia consigue grandes cosechas a través del fenómeno natural de la inundación de varios kilómetros de tierra de los márgenes del río, fenómeno natural que se produce cada año durante cuarenta días.
            Tenemos que decir que Abu Hamid aprovechaba sus largas estancias en las grandes ciudades para completar su formación con los más ilustres sabios de esas poblaciones. Eso es lo que hizo en su estancia en Túnez, después en Egipto, y más tarde durante su estancia en Damasco y Bagdad. En esta última ciudad entabló gran amistad, incluso estuvo alojado en su casa, con Awn al-Din, un gran erudito que llegó a ser visir del califato de Bagdad. A él dedicó su primer libro de viajes al-Mu'rib que escribió durante su estancia en Bagdad.
            Su espíritu aventurero le llevó a hacer otros viajes desde allí. Además de viajar a la Meca, recorrió otras zonas del actual Irak, como Mosul, al norte, o Bassora, al sur. Visitó la zona del mar Caspio llegando en el 1131 a la ciudad de Saysin, un importante nudo de comunicaciones comerciales situada en la desembocadura del rio Volga, donde se instaló y vivió durante veinte años. Desde allí visitó la ciudad de Derbend, también junto al Caspio, pero ya en las estribaciones del Cáucaso. Subiendo el Volga hacia el norte llegó la Ciudad de Bulgar, desde donde visitó las inmensas estepas rusas. Allí conoció los esquíes y los bastones que utilizaban los nativos para desplazarse por esos territorios cubiertos de nieve durante todo el invierno. Abu Hamid hace una precisa descripción de ellos, acompañada de un dibujo, resaltando su gran utilidad como medio de transporte. Es la más antigua descripción que se conoce.
            Quince años después, ya sexagenario, se instala en el país de Basgird (en la actual Hungría). Durante los ocho años de estancia en esas tierras tuvo una intensa labor misionera, tanto entre los cristianos como entre la minoría musulmana de origen magrebí que se había instalado allí hacía muchos años. A éstos les enseña el árabe y las prácticas religiosas musulmanas que por lo visto no conocían demasiado. En estas tierras se casó su hijo mayor y en ellas se quedó cuando Abu Hamid decidió volver a Saysin donde había quedado el resto de su familia. En los años siguientes siguió con sus viajes, tanto aventureros como comerciales, por toda la zona del Asia Menor, Mar Caspio, Irán e Irak.

            En el 1162, ya con más de ochenta años, se encuentra residiendo en Mosul, donde escribe el otro gran libro de viajes, el Tuhfat al-Albab (el regalo de los espíritus) obra que tardó tres años en escribir y que dedicó al jefe de la comunidad sufí de Mosul. Desde Mosul se trasladó a vivir a Alepo, primero, y después a Damasco donde murió a la edad de noventa años. 

No hay comentarios: