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jueves, 19 de marzo de 2015

Avenzoar

Ibn Zuhr al-Isbīlī es mas conocido por el nombre latinizado de Avenzoar. Nació en la localidad sevillana de Peñaflor hacia el 1092, y murió en Sevilla en el 1162. Pertenecía a una dinastía familiar de médicos conocidos como los Banu Zuhr.
Estudió la formación básica de su época en la que se incluían los conocimientos del Corán y la Sunna, Derecho y literatura. A ello le añadió la formación médica que le impartió su propio padre, famoso médico conocido como Aboalí, quien le tomó el juramento hipocrático.
Su familia había estado vinculada al poder político del momento. Su abuelo y su padre habían sido médicos de los reyes taifas sevillanos. Esa vinculación con los Abadies sevillanos hizo que a la caída de estos, tras la conquista de Sevilla por los Almorávides, perdieran el favor del nuevo poder gobernante.

Pero un hecho casual hizo que los nuevos gobernantes almorávides confiaran en Ibn Zuhr. Este consiguió salvar de morir envenenado al gobernador almorávide en al-Ándalus, que era hijo del Califa Yusuf ibn Tashufin. Entonces Avenzoar entró a formar parte del círculo íntimo del poder almorávide en al-Ándalus como médico personal del gobernador, que tenía su sede en Sevilla.
Sin embargo, los avatares internos del gobierno almorávide hizo que Avenzoar terminara encarcelado en Marraquech. Cuando Alí sustituyó en el poder almorávide a su padre Ibn Tashufin, éste encarceló a su hermano Ibrahim, el gobernador de al-Ándalus, y con él a todo su séquito, entre el que se encontraba Avenzoar.
Allí estuvo unos diez años encarcelado, aunque parece que las condiciones del encierro no eran muy duras, ya que se le permitían las visitas de sus familiares y de sus discípulos, a los que seguía enseñando sus conocimientos, que incluso iba acrecentando en la práctica con los demás presos.
Con la llegada al poder de los Almohades Avenzoar fue liberado y entró al servicio de la nueva dinastía gobernante. Después de un tiempo en Marraquech, decidió volver a Sevilla donde se dedicó a la medicina y a la enseñanza. Allí murió en el 1162 de una úlcera en la espalda, la misma enfermedad de la que murió su padre. Fue enterrado junto a su familia en la Puerta de la Victoria de Sevilla.
De su vida privada se conoce poco, apenas que se casó joven y tuvo al menos dos hijos varones, Abu Bakr y Abu Muhammed; y una hija, Umm Amr, que también se dedicaron a la medicina, así como una de sus nietas. El hecho de que hubiera mujeres dedicadas a la medicina, aunque especializadas en las mujeres y los niños, era algo excepcional en esa época, incluso en una sociedad tan desarrollada y culta como al-Ándalus.
Lo que sí se conoce bastante mejor de Avenzoar es su obra de la que se conservan manuscritos en árabe y traducciones al latín. De ella podemos destacar “El libro del justo medio”, “El tratado de los alimentos” y el “Libro de la simplificación”. El último, mas conocido como “Taysir” es el más influyente y más traducido en la época medieval. Es un tratado de medicina y dietética en el que Avenzoar demuestra un profundo conocimiento médico basado en la observación y la práctica, rebatiendo teorías dadas por intocables en su tiempo como el del origen de la sarna. Temas como el corazón, la úlcera de estómago, el paludismo, la sarna o la fisiología del útero, fueron objeto de sus estudios y tratados.
Parece ser que este tratado fue escrito por Avenzoar a instancias de su discípulo Averroes como complemento práctico del “Colliget”, la gran obra del cordobés. Pero a diferencia de Averroes o del mismo Maimónides, más filosóficos y teóricos, Avenzoar fue un auténtico médico clínico que incluso practicaba en la clandestinidad la disección, no solo en animales, sino también en cadáveres humanos para practicar autopsias. También desarrolló la práctica de la traqueotomía.
Como anécdota podemos contar que también introdujo en sus tratados estudios de la cosmética, abarcando temas como los tintes corporales, perfumes, anticonceptivos, la higiene corporal y las cremas para la piel.



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