Ibn
Zuhr al-Isbīlī es mas conocido por el nombre latinizado de
Avenzoar. Nació en la localidad sevillana de Peñaflor hacia el
1092, y murió en Sevilla en el 1162. Pertenecía a una dinastía
familiar de médicos conocidos como los Banu Zuhr.
Estudió
la formación básica de su época en la que se incluían los
conocimientos del Corán y la Sunna, Derecho y literatura. A ello le
añadió la formación médica que le impartió su propio padre,
famoso médico conocido como Aboalí, quien le tomó el juramento
hipocrático.
Su
familia había estado vinculada al poder político del momento. Su
abuelo y su padre habían sido médicos de los reyes taifas
sevillanos. Esa vinculación con los Abadies sevillanos hizo que a la
caída de estos, tras la conquista de Sevilla por los Almorávides,
perdieran el favor del nuevo poder gobernante.
Pero
un hecho casual hizo que los nuevos gobernantes almorávides
confiaran en Ibn Zuhr. Este consiguió salvar de morir envenenado al
gobernador almorávide en al-Ándalus, que era hijo del Califa Yusuf
ibn Tashufin. Entonces Avenzoar entró a formar parte del círculo
íntimo del poder almorávide en al-Ándalus como médico personal
del gobernador, que tenía su sede en Sevilla.
Sin
embargo, los avatares internos del gobierno almorávide hizo que
Avenzoar terminara encarcelado en Marraquech. Cuando Alí sustituyó
en el poder almorávide a su padre Ibn Tashufin, éste encarceló a
su hermano Ibrahim, el gobernador de al-Ándalus, y con él a todo su
séquito, entre el que se encontraba Avenzoar.
Allí
estuvo unos diez años encarcelado, aunque parece que las condiciones
del encierro no eran muy duras, ya que se le permitían las visitas
de sus familiares y de sus discípulos, a los que seguía enseñando
sus conocimientos, que incluso iba acrecentando en la práctica con
los demás presos.
Con
la llegada al poder de los Almohades Avenzoar fue liberado y entró
al servicio de la nueva dinastía gobernante. Después de un tiempo
en Marraquech, decidió volver a Sevilla donde se dedicó a la
medicina y a la enseñanza. Allí murió en el 1162 de una úlcera en
la espalda, la misma enfermedad de la que murió su padre. Fue
enterrado junto a su familia en la Puerta de la Victoria de Sevilla.
De
su vida privada se conoce poco, apenas que se casó joven y tuvo al
menos dos hijos varones, Abu Bakr y Abu Muhammed; y una hija, Umm
Amr, que también se dedicaron a la medicina, así como una de sus
nietas. El hecho de que hubiera mujeres dedicadas a la medicina,
aunque especializadas en las mujeres y los niños, era algo
excepcional en esa época, incluso en una sociedad tan desarrollada y
culta como al-Ándalus.
Lo
que sí se conoce bastante mejor de Avenzoar es su obra de la que se
conservan manuscritos en árabe y traducciones al latín. De ella
podemos destacar “El libro del justo medio”, “El tratado de los
alimentos” y el “Libro de la simplificación”. El último, mas
conocido como “Taysir” es el más influyente y más traducido en
la época medieval. Es un tratado de medicina y dietética en el que
Avenzoar demuestra un profundo conocimiento médico basado en la
observación y la práctica, rebatiendo teorías dadas por intocables
en su tiempo como el del origen de la sarna. Temas como el corazón,
la úlcera de estómago, el paludismo, la sarna o la fisiología del
útero, fueron objeto de sus estudios y tratados.
Parece
ser que este tratado fue escrito por Avenzoar a instancias de su
discípulo Averroes como complemento práctico del “Colliget”, la
gran obra del cordobés. Pero a diferencia de Averroes o del mismo
Maimónides, más filosóficos y teóricos, Avenzoar fue un auténtico
médico clínico que incluso practicaba en la clandestinidad la
disección, no solo en animales, sino también en cadáveres humanos
para practicar autopsias. También desarrolló la práctica de la
traqueotomía.
Como
anécdota podemos contar que también introdujo en sus tratados
estudios de la cosmética, abarcando temas como los tintes
corporales, perfumes, anticonceptivos, la higiene corporal y las
cremas para la piel.
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