Álvaro Paulo de
Córdoba nació en Córdoba en los primeros años del siglo IX (en el ochocientos y
algo) en pleno emirato andalusí.
Debió tener una posición económica
acomodada, con casa en la capital y tierras fuera. Tendría un patrimonio
suficiente para poder vivir de rentas y poder dedicarse a la teología y la
literatura.
Estudió en la escuela monacal del
Abad Speraindeo. Fue compañero de estudios de Eulogio de Córdoba, uno de los
mártires cordobeses con el que mantuvo toda su vida una gran amistad y del que
escribió su biografía poco después de que Eulogio fuera ejecutado en el 859.
Después de la muerte de su amigo, Álvaro cae en una grave enfermedad que le
lleva en el 861 a recibir el sacramento de la penitencia, que solo se recibía una
vez en la vida, normalmente en peligro de muerte, pero que si se conseguía
sanar, se estaba obligado a cumplir la penitencia pública y a vivir una vida de
castidad y abstinencia de participar en la eucaristía. En definitiva, era una
vida más propia de un monje que de un seglar como Álvaro. Este hecho parece que
le amargó sus últimos meses de vida hasta que murió a principios del 863.
Álvaro de Córdoba fue testigo del
proceso de islamización y de arabización de al-Andalus que impulsó Abderramán
II. Nuestro personaje se queja de este proceso en un libro que escribió en el
854 con el título Indiculus Luminosus. Se queja de que los jóvenes cristianos
ya descuidan y desconocen la lengua latina y sin embargo aprenden la lengua
árabe, leen los libros en árabe y los coleccionan con gran afición y
entusiasmo. Este conocimiento y dominio del árabe se da, curiosamente, incluso
en algunos de los mártires voluntarios, según cuenta el propio Eulogio de
Córdoba.
A estos cristianos arabizados de
al-Andalus se les ha conocido después con el nombre de mozárabes, palabra que
viene del árabe “mustarab” (arabizado).
Debían ser muy numerosos en esa época si nos atenemos a la cantidad de
monasterios e iglesias que había en Córdoba y sus alrededores, que además de
lugares de culto eran sitios de estudio y de reflexión comunitaria. Los
conocemos por las alusiones que hacen a ellos en sus obras los mozárabes
cordobeses y por las indicaciones que nos da el calendario de Recemundo, que
señala las fiestas cristianas y en los templos en que se celebraban. Como
curiosidad podemos constatar que ya en esa época se celebraba en Córdoba la
fiesta de la cruz el día 3 de mayo.
Álvaro, siguiendo a su maestro, el abad Esperaindeo, que escribió su
“Apologético contra Mahoma” para frenar la creciente conversión de cristianos
al Islam, encabeza la lucha intelectual contra ese proceso imparable. y hace un
ataque furibundo contra la figura de Mahoma al que compara con el anticristo,
siguiendo la polémica que se había desarrollado en el oriente bizantino.
La primera parte del libro está dedicada a la defensa de los mártires
cristianos de Córdoba, un movimiento de martirios voluntarios según un
procedimiento que consistía en insultar públicamente a Allah, Mahoma y el
Corán, a sabiendas de que esa acción estaba castigada con la pena de muerte.
Durante apenas un año, varias decenas de fanáticos cristianos se entregan
voluntariamente al martirio.
Ese movimiento preocupa al emir Abderramán II que insta al obispo Recafredo, metropolitano de
Sevilla, a convocar un concilio de obispos para zanjar la cuestión.
Una parte de la jerarquía y del pueblo cristiano, que consideraba que no
había persecución a los cristianos por el hecho de serlo, no veía bien ese
proceder e incluso lo consideraba pecado, pero el concilio se zanjó con una
solución ambigua que no contentó a ninguno de los bandos. Se prohibía que se
siguieran presentando voluntarios al martirio pero se reconocían como mártires
a los que ya habían muerto.
Este movimiento de los mártires podríamos considerarlo como una reacción
virulenta de una minoría a la intensa islamización y arabización cultural de
los cristianos en época de Abderramán II, y en el que creo que abría que
incluir también como posible motivo, al menos para los instigadores en la
sombra como Alvaro, el impuesto especial que se había creado para gravar los
patrimonios de los cristianos.
1 comentario:
Realmente interesante. Un blog en el que aprender. Felicidades.
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