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jueves, 30 de octubre de 2014

Omar ben Hafsun



Umar ibn Hafsun, o ben Hafsun, nació sobre mediados del siglo IX en la zona del municipio de Parauta, en el valle del Genal, en la serranía de Ronda. Era de familia  acomodada muladí (cristianos convertidos al Islam).
            La leyenda nos describe a un Omar rebelde desde su juventud. Omar llevaba una vida tranquila en las tierras familiares hasta que un episodio le convirtió en bandolero. Un día descubrió que un pastor le estaba robando el ganado a su abuelo y enfrentándose a él lo mató. Tuvo que refugiarse para huir de la justicia en la sierra del alto Guadalhorce (en la zona del desfiladero de los Gaitanes, en donde están las ruinas de Bobastro). A partir de ahí, aliado a otros fugitivos, se dedicó a los robos y asaltos por las coras de Raya (Málaga) y en la serranía de Ronda.

            Tenemos pues aquí a un bandolero unos siglos antes de la época clásica del bandolerismo andaluz.
            Su época de bandolerismo se acabó después de ser capturado. Parece que consiguió escapar y refugiarse en el norte de África.
            En el año 880 decidió volver a al-Andalus y aprovechando el caos interno durante el reinado de Muhammad I. Se puso al frente de uno de los bandos rebeldes contra el gobierno del emir Omeya y se hizo fuerte en el castillo de Bobastro desde donde hostigaba a los ejércitos del Emir.
Sobrevivió a los embates de varios emires. Muhammad I, al no poder derrotarlo, le perdonó y lo incorporó a su ejército. Pero esta alianza duró poco y Omar ben Hafsun volvió a rebelarse y a conquistar amplias zonas del territorio andaluz. Al-Mundir, hijo y sucesor de Muhammad I, llegó a tenerlo asediado en Babastro, pero murió en el asedio. Le sucedió su hermano Abd Allah que apenas gobernó mas allá de Córdoba, pues la mayor parte del territorio de al-Andalus estaba sometido a diferentes caudillos rebeldes, incluido nuestro personaje que llegó a controlar en algún momento gran parte de Andalucía.
Durante los primeros años de la administración de Abd Allah, Omar llegó a controlar las coras de Rayya, Ilbira y Jayyan, por lo que el Emir tuvo que reconocerlo oficialmente como Valí (gobernador) de esas zonas para aparentar una unidad ficticia, ya que de hecho Ben Hafsun era independiente, llegando a establecer sus propios impuestos.
Llega a establecer alianzas con otros jefes rebeldes de al-Andalus, muchos de ellos muladíes como él. Estas alianzas no siempre eran estables y fiables pues llegaban a enfrentarse entre ellos por el dominio de sus territorios. Llama la atención que las crónicas que hablan de estos rebeldes los califiquen de muladíes (conversos al Islam) en una época tan avanzada del emirato como es ésta (finales del siglo IX).
 Intenta el reconocimiento oficial de su estatus independiente mandando emisarios a gobernantes musulmanes del norte de África o al reino cristiano de Asturias gobernado por Alfonso III.
Su conversión al cristianismo, adoptando el nombre de Samuel, parece que le resta apoyos y es derrotado por el ejército de Abd Allah I en Poley (Aguilar de la F.) en el 891 y en Estepa, unos años después. A partir de ahí Omar ben Hafsun entra en declive que se ve agravado por las nuevas embestidas militares contra sus feudos por parte del sucesor de Abd Allah, su nieto Abd al-Rahmán III.
Omar cae enfermo y muere en el 917. Sus hijos continúan al frente de los cada vez mas reducidos feudos hasta que el Abderramán III consigue conquistar en el 928 el castillo de Bobastro.
Por su conversión final al cristianismo se ha querido representar a Ibn Hafsun, en una parte de la historiografía, como el caudillo que podía haber adelantado la “reconquista” varios siglos. Pero su lucha no era ni étnica ni religiosa, pues las mismas crónicas nos dicen que entre sus aliados circunstanciales, lo mismo había muladíes, cristianos, árabes o beréberes. Con los que incluso, unas veces era aliado y otras enemigo. En otra ocasión, como hemos señalado antes, incluso fue aliado y vasallo del propio emir Abd Allah con el que llegó a combatir a los cristianos del norte.

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