Averroes,
es la forma latina con que se ha conocido al andalusí Abü-l-Walid
Muhammad ibn Ahmad ibn Rusd.
Averroes
nació en 1126 en Córdoba y murió en Marraquech el 1198. Era
miembro de una familia de juristas ya que su abuelo fue un
prestigioso jurista que ejerció de cadí principal de Córdoba
durante la época Almorávide. Su padre también lo fue, y él mismo
fue cadí de Sevilla y de Córdoba.
Recibió
la educación básica habitual en al-Ándalus aprendiendo la poesía
árabe clásica, el cálculo y el Corán. El sistema de enseñanza
musulmán de al-Ándalus utilizaba la poesía árabe clásica para el
aprendizaje de la lengua árabe, su gramática y vocabulario. La
lectura y el recitado del Corán no solo lo utilizaban para que los
alumnos aprendieran la religión sino también para que reforzaran el
aprendizaje del árabe, lengua del Corán. Averroes continuó sus
estudios superiores con el aprendizaje del Derecho, la tradición de
la familia, pero él tenía más hambre de saber y siguió con la
medicina y la filosofía.
A
partir de 1149, año en que Córdoba queda bajo el dominio almohade,
parece que Averroes se acerca al nuevo poder trasladándose a vivir a
Marrakech, la capital del imperio almohade. A partir de 1163, cuando
accede al poder el califa Abû Ya'qûb, que antes había sido
gobernador de Sevilla y que era una persona culta y proclive al
saber, éste se rodea de intelectuales andalusíes como Abentofail,
que fue maestro e introductor de Averroes en la corte almohade.
El
Califa lo protegió. Incluso llegó a nombrarlo su médico de cámara
cuando Abentofail se retiró del cargo. Antes, el califa le había
designado para otros cargos como el de Cadí de Sevilla en 1169 o el
de Córdoba en 1180. Cuando murió su protector en 1184, las
relaciones de Averroes con el nuevo Califa almohade no fueron muy
cordiales. El nuevo Califa, al querer granjearse el favor de los
alfaquíes integristas, lo destierra a Lucena en 1195 y decreta la
prohibición y destrucción de sus obras.
Debido a ello, una parte de su extensa obra, especialmente de lógica
y metafísica, se ha perdido, y otra parte sólo nos ha llegado a
través de las traducciones que se hicieron en hebreo y latín, y no
en el original árabe. En los últimos meses de su vida parece que
fue rehabilitado pues acude a la corte de Marrakech donde muere en
1198.
Además
de por su obra médica, Averroes ha sido más conocido por su obra
filosófica, sobre todo por su comentarios a Aristóteles. Cuenta
algún biógrafo que el Califa Abû Ya‛qûb se lamentaba de
que las obras de Aristóteles fueran tan difíciles de entender y le
pidió a Averroes que redactara un texto con explicaciones más
asequibles para él. De
ahí surgirían los conocidos comentarios aristotélicos.
Sus comentarios aristotélicos han influido en
el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento, a pesar
de que parte de su obra fue condenada en 1277 por el obispo de París,
alegando incompatibilidad con la doctrina católica.
En
una de sus obras filosóficas: Tahafut al-tahafu (Refutación de la
refutación) discrepa del gran filósofo oriental Al-Ghazali de que
la filosofía estaría en contradicción con la religión,
compatibilidad que también defiende en otra de sus obras: Kitab fasl
al-maqal (Sobre la armonía entre Religión y Filosofía).
A
pesar de defender la filosofía Aristotélica, Averroes no duda en
discrepar del mismo Aristóteles cuando lo cree conveniente. Lo hace
en los temas filosóficos y lo hace en temas médicos.
También
es muy conocida su obra médica, especialmente "al-Kulliyat",
El libro de las generalidades de la medicina, (conocido como
"Colliget", en latín) en la que recoge de una manera clara
y comprensible los conocimientos vertidos por Aristóteles y Galeno
en los ámbitos fisiológico, terapéutico, higiénico y patológico,
pero separando por primera vez, a diferencia de Galeno, la fisiología
y la anatomía. En ella Averroes enumera los síntomas de las
enfermedades relacionándolas con las causas ambientales,
especialmente con la higiene y la alimentación.
Las
fuentes de la época cuentan la anécdota de que Averroes pidió a su
admirado maestro Avenzoar que escribiera su conocida obra “Taysir”
como complemento al “Colliget”. Así entre las dos obras se
expondría una visión más completa de la medicina.
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