Muhammad bin Yusuf bin 'Ali bin Yusuf bin
Hayyan al-Nafzî Abu Hayyan al-Jayyâni al-Gharnatî al-Andalusí,
más conocido como Abu Hayyan al Gharnati, nació en Granada en 1256,
en un barrio granadino conocido en la época como Matajsaras.
Poeta e importante comentarista del Corán,
experto en lecturas coránicas, excepcional gramático de la lengua
árabe y otras lenguas orientales, lexicógrafo y biógrafo. Por sus
grandes conocimientos de la lengua árabe fue admirado y conocido en
su tiempo como “el Califa en gramática”, o “el imán de los
gramáticos”. Es autor de 68 obras sobre diversos temas.
Provenía de una familia originaria de Jaén.
Su padre era un experto en Tafsir (Comentarios del Corán) y en
gramática. En esos mismos conocimientos se inició el niño Abu
Hayyan de la mano de su padre y de otros maestros de Granada, entre
los que destaca Ya'far Ibn al-Zubayr. Otro de sus maestros fue el
jienense (de Úbeda) afincado en Granada Abu Ali Ibn Abi al-Ahwas,
imán de la mezquita mayor de la Alcaicería, alfaquí, gramático y
literato.
Hay una anécdota sobre este personaje que
cuenta Abu Hayyan: estando con su maestro Ibn al-Zubayr en presencia
del ubedí le pregunta a su maestro ¿qué es la gramática? “Él
es la gramática” le contesta su maestro señalando hacia el
ubetense.
Prosigue sus estudios de juventud
trasladándose a Málaga, Vélez, Algeciras, Gibraltar y Almería,
donde prosiguió sus conocimientos del Corán y de gramática con
otros maestros andalusíes.
En 1278 diversas circunstancias personales le
hicieron salir de al-Andalus. Por un lado tuvo que enfrentarse al
vacío que le hicieron muchos intelectuales granadinos al tomar
partido por su maestro Ibn al-Zubayr en sus disputas con otro
estudioso del Corán y antiguo maestro suyo, Ibn al-Tabba. Éste
tenía mucha influencia en la corte y en el mundillo intelectual
granadino. A Ibn al-Tabba no debió gustarle nada el escrito que
había hecho Abu Hayyan defendiendo a su maestro al-Zubayr por lo que
se quejó ante el sultán Muhammad II del que consiguió un castigo
ejemplar para Abu Hayyan.
Pero el joven gramático (tenía apenas 22
años) desapareció de Granada cruzando el estrecho y exiliándose en
el magreb. Otra de las causas que se apunta para el exilio de Abu
Hayyan es su postura ideológica contraria a la política del nuevo
sultán de Granada Muhammad II, apodado “el alfaquí”. El nuevo
sultán era partidario de que se introdujera en la enseñanza de su
reino, junto con las tradicionales ciencias islámicas, las ciencias
de los antiguos, especialmente la filosofía, al igual que se había
hecho en otras épocas de al-Andalus.
Abu Hayyan era bastante intransigente con esas
cosas y estaba en contra de ese tipo de enseñanzas. Además era
partidario del zahirismo, una doctrina jurídica muy minoritaria en
al-Andalus y en la Granada de su época en la que siempre había sido
mayoritaria la doctrina del malikismo.
Parece que Abu hayyan no salió de al-Andalus
con una ruta prefijada, aparte de encaminarse hacia la Meca con el
fin de cumplir con la peregrinación. Pasó por Ceuta, Fez, Bujía,
Qairuán y Alejandría, ciudades en las que aprovechaba para ampliar
sus estudios. En 1280 llega a la Meca donde prosigue sus estudios.
Ese mismo año se instala en el Cairo donde gobernaban los mamelucos
que habían hecho de Egipto un estado floreciente y al que acudían
los grandes sabios del mundo musulmán.
En el Cairo se dedicó a la enseñanza a la
misma vez que seguía aprendiendo de otros maestros como el célebre
gramático Ibn al-Nahhas, que a su vez había sido alumno del
jienense Ibn Malik que enseñaba en Damasco. Así pues vemos en esa
época a dos grandes gramáticos de la lengua árabe, uno jienense y
un granadino de origen jienense, enseñando a la mayoría de los
intelectuales musulmanes de la época, uno en Damasco y otro en el
Cairo.
Con el tiempo, Abu Hayyan fue ocupando
diversos cargos en el estamento religioso y educativo de Egipto hasta
llegar, ya cumplidos los 57 años, a ser el maestro de Tafsir
(comentario del Corán) puesto en el que sucedió a su maestro Ibn
al-Nahhas. Su fama de gran experto llegó a todos los confines del
Islam y por su cátedra pasaron multitud de estudiantes de todos los
países musulmanes, incluido al-Andalus.
Como gramático tuvo la obsesión de preservar
la lengua árabe de su descomposición y no tuvo ningún empacho en
criticar todo aquello que no le parecía correcto en otros gramáticos
de su época o anteriores. Su pasión por el estudio de la lengua le
llevó a interesarse por otras lenguas como las etíopes, la persa o
el turco. A la lengua turca, quizás por ser la lengua originaria de
los mamelucos le dedicó tres tratados. Uno de ellos se considera la
primera gramática turca que se utilizó en la historia de ese
pueblo.
Otra faceta menos conocida de Abu Hayyan
al-Gharnati es su vocación literaria. Su obra poética es bastante
amplia, de temas diversos y métricas diferentes. Abundaban en su
obra las casidas y las moaxajas. Algunas de estas fueron recogidas en
un diván por un discípulo.
De su poesía amorosa podemos destacar la
dedicada a su mujer, Zumurruda (Esmeralda en persa). Zumurruda, que
era mulata, tenía una gran formación académica. Otra mujer que fue
objeto de su poesía, era su hija Nudar (oro puro), una reconocida
erudita y poetisa de su tiempo que falleció prematuramente a los 28
años, sumiendo en una gran melancolía a al-Gharnati.
Al pesar de la muerte de su hija, primero, y
de su mujer, poco después, Abu Hayyan sumó una acusada ceguera en
el final de sus días. Dicen sus biógrafos que en sus últimos años
de vida no dejaba de recordar a su Granada lamentándose de no poder
volver a verla. Murió en El Cairo, el 10 de julio de 1344.
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