Abu
'Abd Allah Muhammad Lisan al-Din ibn al-Jatib nació en Loja
(Granada) en el 1313.
Su
familia era de origen cordobés. Su abuelo fue alfaquí de Loja y su
padre también era un predicador que hizo carrera en la corte nazarí,
por lo que tenía una situación acomodada y pudo darle a su hijo una
esmerada educación.
Estudió en su ciudad natal la enseñanza
primaria. Siendo todavía joven, su familia se trasladó a vivir a la
ciudad de Granada. Allí siguió sus estudios con los más afamados
sabios de Granada. Estudió filosofía y medicina, pero sus
inclinaciones literarias le llevaron a cultivar la poesía, la
historia y la epistolografía.
Su
habilidad en la redacción le llevó a hacer carrera de funcionario y
a ocupar el cargo de secretario en el departamento de correspondencia
con el sultán Yusuf I gracias a la influencia de su maestro en
caligrafía, conocido como Ibn al-Yayyab, que había hecho carrera
política en la corte nazarí llegando a ser visir. Éste lo protegió
consiguiendo que sucediera a su padre en el puesto de secretario de
la Chancillería.
A
la muerte de Ibn al-Yayab debido a la peste que se había apoderado
del mediterráneo en aquella época, Ibn al-Jatib le sucedió como
visir, encomendándole Yusuf I la supervisión de la Casa de la
Moneda o Ceca.
A
la muerte de Yusuf I le sucede su hijo Muhammad V que mantiene a
Ridwan como primer ministro o hayib, y a Ibn al-Jatib como visir.
Pero una revuelta palaciega contra Muhammad V se salda con la muerte
en 1359 de Ridwan y el exilio en Fez del sultán, y con él al-Jatib.
En
su época de exilio Ibn al-Jatib se reveló como un gran diplomático
y un gran estratega. Estas dotes tendrá ocasión de ponerlas en
práctica cuando a la vuelta del exilio del sultán en 1362 éste lo
nombra hayib o primer ministro. El lojeño consiguió durante su
mandato mantener a distancia a sus amigos y enemigos (según el
momento) benimerines, castellanos y aragoneses, aprovechándose con
argucia de las debilidades de sus enemigos.
Con
Ibn al-Jatib como primer ministro de Muhammad V, Granada vivió una
de las mejores épocas del reino nazarí. Consigue pactar en 1370 una
tregua con Enrique II con la novedad de que ya Granada no prestaba
vasallaje a Castilla o a Aragón, y no tenía obligación de pagarle
tributos. Esta tregua se mantuvo durante bastante tiempo, hasta
entrado el siglo XV, permitiendo al reino de Granada aliviar su
presión impositiva.
Todo
el poder que acumuló Ibn al-Jatib en la corte granadina provocó los
recelos de otros cortesanos y familiares del Emir que no dudaron en
conspirar contra él. Se aprovechó sus simpatías por el sufismo
para acusarle de no ser un buen musulmán.
Ibn
al-Jatib, temiendo por su vida, quiso dejar la corte granadina.
Aprovechando un viaje oficial a la parte occidental del reino cruzó
el estrecho buscando el amparo del sultán de los meriníes.
Después
de un tiempo en calma, las acusaciones que se hacían contra él
desde Granada, entre ellas la de traición, surtieron efecto y fue
encarcelado en Fez. Mientras esperaba el juicio fue asesinado en la
misma cárcel en el año 1375. Se cree que los asesinos estaban a
sueldo del gobierno granadino al frente del cual estaba Ibn Zamrak,
que había sido discípulo de Ibn al-Jatib.
Escribió
más de sesenta obras sobre temas históricos, religiosos,
filosóficos y médicos. Entre sus obras históricas destacamos una
Historia de Granada en la que recoge la biografía de los personajes
ilustres del reino junto a una descripción histórico-geográfica.
En sus obras histórica también habla de los reyes nazaríes, de
otros mandatarios musulmanes y, como novedad en las historias
musulmanas, también habla de los reyes cristianos.
En
algunas de sus obras mezcla la historia con la descripción
geográfica del norte de África y de al-Andalus. En ellas hace
comparaciones entre las ciudades de uno y otro lado del estrecho,
ensalzando siempre las cualidades de su tierra andalusí.
Escribió
también poesía. Como anécdota podemos contar que algunos de sus
poemas decoran las paredes de la Alhambra, junto con la de otros
poetas como su discípulo, y al final enemigo, Ibn Zamrak. Su afición
a la poesía le llevó a confeccionar una antología poética de los
poetas de su siglo en la que incluía junto a datos biográficos
fragmentos de sus poemas.
Escribió
también algún trabajo de tema religioso donde se ve la influencia
sufi en su pensamiento. Precisamente fue esta inclinación al
misticismo lo que le llevó a tener problemas.
Debido
a su formación médica también llegó a ejercer de galeno del
sultán y dejó escrito un amplio tratado de medicina llamado
“Tratado de patología general y especial”. En él llama la
atención la relación de bebidas alcohólicas que se pueden usar
para curar algunas dolencias a pesar de que el Corán lo prohíbe.
Entre
sus aportaciones en el tema higiénico-sanitario podemos destacar su
“Tratado sobre la peste” en el que establece una serie de medidas
para evitar el contagio y para paliar los efectos de esta enfermedad
que asolaba el mediterráneo en esa época y que él mismo tuvo que
aplicar como miembro del gobierno.
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