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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Hasday Ibn Shaprut



Hasday Abu Yusuf ben Yitzhak ben Ezra ibn Shaprut utiliza en ocasiones el gentilicio Al-Yayaní – porque era de Yayyan, nombre árabe de Jaén - (Jaén, 910 — Córdoba, 975). Este personaje de religión judía fue  médico personal de Abderramán III y asesor y  diplomático al servicio del califa.
Era hijo de Ishaq ben Ezrá ibn Shaprut, un rico e influyente judío de Jaén que había potenciado la judería de su ciudad y había fundado una sinagoga. Hasday se crió y cursó los estudios primarios en la ciudad jienense aunque ya de joven se trasladó con su familia a Córdoba donde siguió con sus estudios superiores. Además de su lengua romance coloquial, allí aprendió el hebreo, el árabe y el latín, hecho excepcional en aquella época para una persona que no era clérigo cristiano.


En Córdoba también estudió botánica y medicina, rama en la que llegó a adquirir un gran prestigio hasta tal punto que el Califa lo nombró su médico personal a pesar de los recelos de los demás médicos de la corte y las protestas de alfaquíes. Pero Abderramán III se caracterizó por valorar las cualidades de las personas al margen de la religión que profesaran.
Supo combinar de forma adecuada sus conocimientos de botánica, alimentación y medicina a los que añadiría sus dotes sicológicos para conseguir una positiva voluntad de cura del paciente, consiguiendo grandes resultados en la sanación de los enfermos. Hasday fue el encargado de traducir al árabe un valioso ejemplar de la Materia Médica de Dioscórides que el emperador de Bizancio le había regalado al Califa de al-Andalus, dando así a conocer este importante tratado al mundo musulmán, que sirvió de base para la farmacopea posterior.
 Debido a sus conocimientos de los grandes idiomas de cultura del momento, y a sus cualidades personales como la amabilidad en el trato, la prudencia y la sicología para ganarse la confianza de su interlocutor, llegó a ocupar en la corte de Abderramán III el cargo de lo que podríamos calificar hoy como “ministro de asuntos exteriores”.
En esta tarea diplomática podemos destacar la tarea de Hasday en varios casos.  En el 940 preparó el tratado de paz entre Abderramán III y el conde de Barcelona Sunyer por el que se reforzaban las relaciones comerciales de al-Andalus con el mediterráneo noroccidental.  También tuvo mucho que ver en el tratado de cooperación y amistad con el emperador bizantino Constantino VII.

Así mismo su intervención fue decisiva para la consecución de buenas relaciones con el imperio germánico, cuyo emperador Otón I envió a Córdoba en el 956 una embajada encabezada por el abad Juan de Gorze con el que mantuvo una estrecha amistad.
Su fama como médico también había trascendido al exterior y le sirvió a Hasday para su labores diplomáticas. Ese es el caso de la reina Toda de Navarra que pidió ayuda a Hasday para curar la obesidad de su nieto Sancho. Sancho I de León había sido depuesto por los partidarios de Ordoño IV y debido a las gestiones de nuestro personaje, que intervino ante Abderramán III,  la reina Toda consiguió que su nieto volviera a gobernar en León con la ayuda de las tropas andalusíes, a cambio de un buen botín en forma de diez castillos en la zona del Duero que Sancho nunca llegó a entregar al Califa.
Hasday, como judío que era, favoreció a la cada vez más numerosa comunidad judía de Córdoba donde fundó la escuela talmúdica de al-Andalus. De hecho ostentó el cargo de nasi, una especie de "principado" o máximo responsable de las comunidades judías de al-Ándalus. Con Hasday Ibn Shaprut el judaísmo andalusí se empieza a manifestar como la gran edad de oro cultural y científica del judaísmo mundial de todos los tiempos con figuras como Maimónides e Ibn Gabirol.

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