Salón del Trono |
El escritor romano
Justino recoge en su obra, resumiendo la Historia Universal
de Trogo Pompeyo, el mito fundacional del imperio tartésico en el relato sobre
los reyes Gárgoris y su sucesor Habis.
Habis
nació de la relación incestuosa del primer rey de los curetes, que poblaban los
montes y los bosques de Tartesos, con su propia hija. Gárgoris, avergonzado,
trató de deshacerse del niño por todos los medios. Primero lo abandonó recién
nacido en el campo, pero al disponer que se localizase su cadáver, días
después, lo encontraron alimentado por la leche de distintas fieras. Después
mandó arrojarlo a una estrecha cañada por donde pasaban las manadas de ganado
para que lo pisotearan. De allí también salió indemne y alimentado. Probó
echarlo a perros y cerdos hambrientos que no sólo acabaron con él sino que fue
alimentado por las ubres de las cerdas. Al final, la crueldad de su padre hizo
que lo arrojaran al océano. La protección de los dioses hizo que el oleaje lo
depositara suavemente en la playa y que apareciera una cierva que lo amamantó.
Su convivencia con los ciervos lo dotó de gran agilidad recorriendo durante tiempo
los bosques y montañas con las manadas de ciervos con ligereza similar a ellos.
Un
día fue cazado a lazo y ofrecido al rey como regalo. Gárgoris reconoció al niño
cazado como su nieto y sobrecogido por los sucesos y aventuras que había pasado
y a las que había sobrevivido, lo reconoció como su sucesor.
Se
le puso el nombre de Habis y cuando llegó a reinar fue un monarca de tal
grandeza que se comprendió por qué la sabiduría divina le había preservado de
tantos peligros. Esta grandeza se debe, según nos relata el propio mito, a que
sometió a leyes al pueblo incivilizado; les enseñó a uncir los bueyes al arado
y cultivar cereales, así como a comer alimentos condimentados en lugar de
comidas crudas, como él había tenido que comer. Además les prohibió los
trabajos de esclavos y los distribuyó en siete ciudades.
La
principal función del mito o leyenda era el culto al fundador o benefactor. El
mito de Habis tiene un gran paralelismo con otros héroes-fundadores como Rómulo
y Remo, alimentados por la loba, o Ciro, rey de los persas, alimentado por una
perra. Aunque son mitos, la arqueología y la historia han ido corroborando
muchos aspectos subyacentes de esas leyendas fabulosas.
En
el caso del mito de Habis vemos como, al igual que el de Gárgoris, no debe
corresponder a un momento y a un espacio concreto, sino a un periodo, más o
menos extenso, de la evolución de un pueblo. En este caso vemos como re refiere
al paso de un pueblo cazador-recolector a otro que ya domina las técnicas
agrícolas con la utilización del arado, que se ha urbanizado y que se rige por
unas normas o leyes.
Con
respecto al tiempo por el que se extiende esta monarquía debió ser muy extenso
si hacemos caso a lo que nos dice el escrito de Justino: “muerto Habis, el reino siguió en manos de sus sucesores durante
muchos años”. Teniendo en cuenta la función civilizadora de Habis que fue
el primero que “enseñó a uncir los bueyes
al arado”, “sometió a leyes al pueblo incivilizado” y “los distribuyó en siete
ciudades” tendríamos que ubicar el nacimiento de esa civilización en una
época en la que el sur peninsular tenía ya una agricultura y una ganadería avanzada,
contaba con una red de ciudades y con una sociedad especializada.
Esta época podría coincidir
perfectamente con la cultura megalítica y metalúrgica del cobre conocida por el
poblado epónimo de los Millares que se desarrolla durante el tercer milenio a.
d. C. En esta cultura ya vemos elementos de una sociedad urbana especializada,
que construye poblados fortificados, que cuentan con obras de ingeniería hidráulica
y de diques portuarios, y que tiene relaciones, al menos comerciales, con
pueblos del Oriente mediterráneo (Egeo y Egipto) si tenemos en cuenta los
diversos objetos encontrados de esas civilizaciones en los poblados millarenses
y de la cultura del estuario del Tajo.
Seguramente
que la referencia del mito de Habis a que distribuyó al pueblo en siete
ciudades, tenga su reflejo real en la existencia de varias ciudades de la época
con características mas o menos análogas al de los Millares como los poblados
de Almizaraque o del Barranquete (en Almería) hasta el poblado de Vila Nova de
San Pedro, en la desembocadura del Tajo, pasando por los estratos más antiguos
de yacimientos como el de Lebrija, Aljaraque (Huelva) o Mesa de Asta (Jerez).
En cuanto a la existencia
de leyes, es conocida la referencia de Estrabón a que los turdetanos,
descendientes de los tartesios,” tenían
leyes en verso de más de seis mil años, como dicen.” También podemos
mencionar en este aspecto el conocido como “Disco de Faistos”, que es una
arcilla con escritura ideográfica ajena a las escrituras del entorno, aparecido
en Creta y fechado por el contexto hacia 1.500 a.d.C. y que puede
pertenecer a Tartesos.
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