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jueves, 20 de febrero de 2014

GÁRGORIS

En la antigüedad, los mitos o leyendas no solían ser una mera creación literaria. Solían tener funciones didácticas para la sociedad en que surgían y en cuyo seno se perpetuaban, primero de manera oral, y después fijadas por escrito con más o menos fidelidad a la versión original. 

         En el caso de Andalucía, un pueblo protohistórico conocido por el nombre helenizado de Tartessos desarrolla su propia mitología fundacional de su realeza que sería transmitida de forma oral a través de las generaciones. Ésta fue recogida por los griegos, grandes conocedores y admiradores del mundo tartésico, y nos ha llegado a través de los autores de época romana que dicen recogerla de fuentes griegas más antiguas. 
         La mitología tartésica hay que enmarcarla dentro de la tradición de la mitología fundacional de los pueblos mediterráneos conteniendo también algunos elementos de la mitología universal. De hecho podemos ver un paralelismo de los reyes mitológicos tartésicos con los diferentes estadios de la civilización: primero recolectora y cazadora, luego agricultora y ganadera y por último dominadora de las técnicas de la metalurgia. 
         El rey Gárgoris aparece como un personaje dedicado a la caza y a la recolección y quizás en un momento muy primitivo de la agricultura. Posiblemente la figura de este rey se asocia a los inicios de la época megalítica que tuvo un gran desarrollo en el suroeste peninsular (Andalucía y sur de Portugal) alrededor del cuarto milenio a. de C. De hecho, el nombre de Gárgoris es sospechosamente parecido al dios celta Gargantúa, que significa precisamente el “gigante de la piedra” o “el de la piedra gigante”.
         El mito que recoge el escritor romano Justino nos habla de Gárgoris como el rey más antiguo del pueblo de los Curetes que poblaban los bosques o montes tartésicos. Nos dice que inventó la recolección de la miel. En el mito podemos ver, en contraposición a lo que hizo su hijo-nieto Habis, a un rey Gárgoris cruel que reinaba sobre “un pueblo incivilizado” que todavía no estaba organizado ni tenía leyes, que no conocía las técnicas agrícolas y el cultivo del trigo, y que comían los alimentos crudos.
         Que un pueblo como el de Tartesos del que conocemos su existencia histórica a través de su relación comercial y de amistad con los griegos focenses en el siglo VI a. d. C. relacione sus orígenes, aunque sea con mitos como el de Gárgoris, con culturas tan tempranas de la civilización, nos induce a pensar, como lo han hecho Maluquer de Motes y Gómez Moreno, que la civilización tartésica hunde sus raíces en el periodo neolítico andaluz y se engrandece a raíz del calcolítico con el comercio de los metales, especialmente el bronce y la plata. 
         El megalitismo andaluz (la cultura de las grandes piedras) es el eje catalizador entre las culturas neolíticas de los silos en la baja Andalucía, y de las cuevas, en la alta Andalucía, con las culturas metalúrgicas de los Millares (Almería) y su poblado análogo de Vila Nova de Sâo Pedro (estuario del Tajo), y sus sucesoras, la cultura del Argar (en el levante) y la cultura Atalaya-Aracena (en el occidente). Tartesos en medio del Atlántico y del Mediterráneo. Relacionándose y comerciando por toda la fachada Atlántica, con las Islas británicas y la desembocadura del Rhin, como referentes, y por todo el mediterráneo con Egipto, Minos y las islas cicládicas, primero; Micenas, Fenicia, Israel y Grecia, después. 
          El rey Gárgoris se asocia a los orígenes remotos de un pueblo, los curetes, que con el tiempo, y a través de los contactos con otros pueblos orientales, hemos conocido como tartesios. En un principio ese pueblo es cazador y recolector y entierra a sus muertos en construcciones de grandes piedras (los megalitos). El rey de los “gigantes de las piedras”, que es lo que podría significar el nombre de Gárgoris, es incivilizado, cruel y se atreve a revelarse contra el orden natural establecido por los dioses al concebir un hijo con su propia hija. Ante la vergüenza y el temor por el castigo divino, Gárgoris demuestra una crueldad inusitada para deshacerse del hijo-nieto. Pero los dioses dan una protección especial al niño, llamado después Habis, y lo salvan de todas las calamidades que le hace pasar su padre-abuelo. 
         Por lo tanto el mito de Gárgoris viene a significar la etapa más primitiva y salvaje de un pueblo que cambia radicalmente con la llegada de Habis que lo convierte en un pueblo civilizado, culto y ordenado. Los nombres de Gárgoris y Habis, mas que dos personajes, son dos periodos de la existencia de una pueblo. 

TEXTO: Paco Albadulí.

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