Rabí Moshé ben Maimón (Moisés el hijo de Maimón) también conocido en
Occidente como Maimónides, o en la cultura hebrea como RaMBaM, que es el
acrónimo de sus iniciales en hebreo, fue un médico, rabino, teólogo y filósofo andalusí
de religión judía.
Nació en Córdoba en el año 1138 en
el seno de una familia de tradición de rabinos y jueces desde, al menos, el
siglo X. Su padre, Maimón ben Yosef, que hacía remontar su linaje hasta el
mismo rey David, era rabino y juez de la comunidad judía de Córdoba. Su madre,
que murió al darle a luz, sin embargo era de condición mas humilde, pues era
hija de un carnicero.
En su ciudad natal hizo los primeros
estudios típicos de la comunidad judía en los que el hebreo y los estudios
bíblicos y talmúdicos era fundamental. Además estudió, como era habitual en
al-Andalus, la lengua árabe.
Cuando los fanáticos almohades conquistan Córdoba obligando a la
conversión al Islam o a la expulsión de los no musulmanes, muchos judíos
abandonan la ciudad huyendo al norte cristiano o a otras ciudades andalusíes,
pero otros fingen su conversión al Islam y se quedan en Córdoba. No está clara
la situación de la familia de Maimónides en los primeros años de dominación
almohade. Pudiera ser que se quedaran en Córdoba bajo una apariencia musulmana,
aunque otros creen que se refugiaron en Almería hasta que ésta cayó en manos
Almohades en 1157.
Después de ahí, tampoco se sabe nada cierto, quizás deambularon por otras
zonas de al-Andalus, o pudiera ser que volvieran a Córdoba o se refugiaran en
el reino de Murcia que, al mando del Rey Lobo, resistió a los Almohades hasta
1172. Pero sí se sabe con más certeza que en 1160 cruzaron el estrecho y se
establecieron en Fez, cosa extraña pues era el centro del poder almohade.
Parece ser que el motivo de su estancia en Fez era el que allí se encontraba un
gran maestro del Talmud, que enseñaba en condiciones de clandestinidad. Con
este maestro completarían su educación el joven Maimónides y su hermano.
En Fez estuvo la familia ben Maimón
hasta que los intolerantes almohades descubrieron las actividades de su
maestro, el rabino de la comunidad judía de Fez, Yehudah ibn Sosán. Éste fue
martirizado y la familia ben Maimón tuvo que salir de allí, esta vez hacia
Palestina. Se instalaron en la ciudad de Acre donde vivieron cinco meses. De
allí se trasladaron a Egipto, primero a Alejandría y por último se instalaron
en Fustat, la antigua capital egipcia, situada al lado de El Cairo.
Poco después de instalarse en Egipto
murió su padre, y al poco tiempo, su hermano David, que era comerciante y
falleció en un naufragio. La muerte de su hermano, que era el sustento
económico de la familia, sumió a Maimónides en una fuerte depresión que le duró
un año.
Sus grandes conocimientos de las
ciencias rabínicas le valieron para que en el 1171 le nombraran “jefe de la
comunidad judía”. Compaginó esa actividad con la práctica de la medicina con
gran acierto. Su fama de buen médico llegó a conocimiento del cadí al-Fadil,
visir de Saladino, el sultán de Egipto. El visir lo nombró su médico personal
en el 1185.
Se ganó la admiración y el respeto de toda la corte a la que se veía
obligado a asistir gratuitamente, pues como él mismo se quejaba irónicamente en
una carta privada a un discípulo: “estoy
en un nivel demasiado alto para que puedan pagarme”. Por eso cada día tenía
que volver a su casa en Fustat en donde seguía pasando consulta hasta altas
horas de la noche, según confesaba en su carta. Siguió compaginando sus
consultas médicas con su condición de guía de la comunidad judía a la que le
dedicaba los sábados (el día de descanso y oración de los judíos). También
siguió estudiando y escribiendo hasta su muerte que le llegó a finales del 1204
en Fustat. Por expreso deseo suyo su tumba fue trasladada a la ciudad galilea
de Tiberiades.
Fue autor de una ingente obra, tanto de contenido médico como filosófico
y teológico. La mayoría de su obra la escribió en árabe, aunque muy pronto
fueron traducidas al hebreo, sobre todo por su amigo el granadino Samuel Ibn
Tibbón. De entre ésta hemos de destacar “La guía de los perplejos” en la que
intenta demostrar, siguiendo la tradición filosófica aristotélica andalusí, que
no hay contradicción entre la fe y la razón. La inmediata difusión de esta obra
hizo que muy pronto fuera conocida por los filósofos cristianos teniendo gran
influencia en el pensamiento de Alberto Magno y Tomás de Aquino.
De su obra médica se conservan diez tratados que tocan gran variedad de
temas como los aforismos médicos, las drogas, los venenos y sus antídotos, el asma,
las hemorroides o la potencia sexual. También trata en su obra “Guía de la
buena salud” la importancia del estado anímico en la salud del paciente, tema
que entra ya en el terreno psicosomático, una innovación en la medicina.
Del tema rabínico podemos destacar “el comentario a la Misná”, la ley
oral judía anterior al Talmud, y “Misné Torá” (repetición de la ley), que es su
gran obra en la que recopila minuciosamente todas las leyes y normas religiosas
que debe cumplir un buen judío. Maimónides escribió esta obra con la idea de
proporcionar una guía práctica para el creyente judío, y así lo expresaba él
mismo: “que este libro sea un compendio
de toda la Ley Oral, incluyendo las ordenanzas, costumbres y decretos
instituidos desde los días de nuestro maestro Moisés hasta la redacción del
Talmud…”. Por toda su obra, y
especialmente por ésta, el judaísmo le ha hecho el mejor elogio que se le puede
hacer a un judío, compararlo con el Moisés bíblico con la frase: “Desde Moshé
(Moisés) hasta Moshé (Moisés hijo de Maimón) no hubo otro igual”.
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