Muhammad ibn
‘Abbad al-Mu‘tamid nació en el año 1040
en la ciudad portuguesa de Beja, que entonces pertenecía al reino Taifa de
Sevilla. En la ciudad hispalense se crió el pequeño Almutamid hasta que volvió
a Portugal con 12 años como gobernador de Silves.
Era
nieto de Abu l-Qasim Muhammad ibn Abbad, el
fundador del reino sevillano, e hijo de al-Mutadid al que sucedió en el 1069
hasta que fue depuesto por los Almorávides y desterrado a la ciudad
norteafricana de Agmat, donde murió en el 1095. Hoy se conserva su tumba junto
a la de su amada Rumaikiyya, (la reina I'timad) en un mausoleo reconstruido en
1970.
El reino
taifa de Sevilla se proclamó independiente en el 1023 después de que el abuelo
de Almutamid se hiciera con el poder absoluto de la Cora Sevillana, en la que
gobernaba con bastante autonomía en un triunvirato junto a otros dos notables
sevillanos.
Desde su
misma creación, la Taifa sevillana mantuvo una política expansionista, lo que
ocasionó que estuviera continuamente en guerra con los demás reinos vecinos.
Esa misma política de expansión territorial la continuaron Al-Mutadid, y su
hijo Al-Mutamid. Hubo un momento en el reinado de Al-Mutamid que el reino de
Sevilla abarcaba casi todo el sur peninsular, desde el Algarve portugués hasta
Murcia, quedando solo fuera de su control las taifas de Málaga, Granada y
Almería.
La
debilidad de las taifas andalusíes llevó al rey castellano-leonés Alfonso VI a
aprovecharse de la situación y, aliándose unas veces con unos y otras con
otros, conseguía cobrar parias de los reyes andalusíes. Pero el miedo se
apoderó de los gobernantes andalusíes cuando Alfonso VI conquista Toledo. Entonces deciden pedir ayuda a los
Almorávides norteafricanos que pasan a la península y consiguen, junto a los
ejércitos de las taifas de Sevilla, Granada y Badajoz, derrotar a los
castellano-leoneses en la batallas de Sagrajas o Zalaca.
Los
Almorávides vuelven a África, pero ante las continuas presiones de Alfonso VI,
el mismo Al-Mutamid vuelve a pedir al emir de los Almorávides su ayuda. El emir
almorávide Yusf ibn Tasufin vuelve a la península, pero esta vez decide
quedarse en al-Andalus, conquistando todos los reinos taifas, destituyendo y
desterrando a sus gobernantes.
Además de
rey de Sevilla, al-Mutamid fue conocido como poeta y así quería que lo
conociera su pueblo. Dedicó mucho dinero a mantener en su corte a los mejores
poetas, con los que le gustaba rivalizar con sus propios poemas. Creó una
escuela de poetas y convocaba premios de poesía. Incluso al-Mutamid, nada mas
llegar al trono, nombró como visir a su amigo el poeta Ibn Ammar, al que
terminó matando después de descubrir las continuas traiciones de su amigo.
En la obra
poética de al-Mutamid destacaba por su importancia el tema de la pasión
amorosa, tratado de una forma sensual y refinada, haciendo uso constante de
metáforas naturales. Pero también fueron tema de sus poesías todos los aspectos
de su intensa vida: el lujo palaciego, el vino, las bellas mujeres cantoras que
acompañaban sus juergas en la corte o en barco por el Guadalquivir, sus
obligaciones políticas, familiares y militares.
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