Hasday
Abu Yusuf ben Yitzhak ben Ezra ibn Shaprut utiliza en ocasiones el gentilicio
Al-Yayaní – porque era de Yayyan, nombre árabe de Jaén - (Jaén, 910 — Córdoba,
975). Este personaje de religión judía fue
médico personal de Abderramán III y asesor y diplomático al servicio del califa.
Era
hijo de Ishaq ben Ezrá ibn Shaprut, un rico e influyente judío de Jaén que
había potenciado la judería de su ciudad y había fundado una sinagoga. Hasday
se crió y cursó los estudios primarios en la ciudad jienense aunque ya de joven
se trasladó con su familia a Córdoba donde siguió con sus estudios superiores. Además de su lengua romance coloquial, allí aprendió el
hebreo, el árabe y el latín, hecho excepcional en aquella época para una
persona que no era clérigo cristiano.
En
Córdoba también estudió botánica y medicina, rama en la que llegó a adquirir un
gran prestigio hasta tal punto que el Califa lo nombró su médico personal a
pesar de los recelos de los demás médicos de la corte y las protestas de
alfaquíes. Pero Abderramán III se caracterizó por valorar las cualidades de las
personas al margen de la religión que profesaran.
Supo
combinar de forma adecuada sus conocimientos de botánica, alimentación y
medicina a los que añadiría sus dotes sicológicos para conseguir una positiva
voluntad de cura del paciente, consiguiendo grandes resultados en la sanación
de los enfermos. Hasday fue el encargado de traducir al árabe un valioso
ejemplar de la Materia Médica de Dioscórides que el emperador de Bizancio le
había regalado al Califa de al-Andalus, dando así a conocer este importante
tratado al mundo musulmán, que sirvió de base para la farmacopea posterior.
Debido a sus conocimientos de los grandes
idiomas de cultura del momento, y a sus cualidades personales como la
amabilidad en el trato, la prudencia y la sicología para ganarse la confianza
de su interlocutor, llegó a ocupar en la corte de Abderramán III el cargo de lo
que podríamos calificar hoy como “ministro de asuntos exteriores”.
En
esta tarea diplomática podemos destacar la tarea de Hasday en varios
casos. En el 940 preparó el tratado de
paz entre Abderramán III y el conde de Barcelona Sunyer por el que se
reforzaban las relaciones comerciales de al-Andalus con el mediterráneo
noroccidental. También tuvo mucho que
ver en el tratado de cooperación y amistad con el emperador bizantino
Constantino VII.
Así
mismo su intervención fue decisiva para la consecución de buenas relaciones con
el imperio germánico, cuyo emperador Otón I envió a Córdoba en el 956 una
embajada encabezada por el abad Juan de Gorze con el que mantuvo una estrecha
amistad.
Su
fama como médico también había trascendido al exterior y le sirvió a Hasday
para su labores diplomáticas. Ese es el caso de la reina Toda de Navarra que
pidió ayuda a Hasday para curar la obesidad de su nieto Sancho. Sancho I de
León había sido depuesto por los partidarios de Ordoño IV y debido a las
gestiones de nuestro personaje, que intervino ante Abderramán III, la reina Toda consiguió que su nieto volviera
a gobernar en León con la ayuda de las tropas andalusíes, a cambio de un buen
botín en forma de diez castillos en la zona del Duero que Sancho nunca llegó a
entregar al Califa.
Hasday,
como judío que era, favoreció a la cada vez más numerosa comunidad judía de
Córdoba donde fundó la escuela talmúdica de al-Andalus. De hecho ostentó el
cargo de nasi, una especie de "principado" o máximo responsable de
las comunidades judías de al-Ándalus. Con Hasday Ibn Shaprut el judaísmo
andalusí se empieza a manifestar como la gran edad de oro cultural y científica
del judaísmo mundial de todos los tiempos con figuras como Maimónides e Ibn
Gabirol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario