Muhammad ibn Massarra al-Ŷabalī, “el Serrano” (conocido así porque vivía
en la sierra cordobesa) nació en Córdoba en el año 883 y murió en el 931. Está
considerado como uno de los grandes pensadores y filósofos, iniciador del
primer movimiento místico en al-Ándalus. Reconocido por los grandes sufíes
posteriores como Ibn Arabi como un gran maestro que influyó en ellos.
Su padre era un comerciante
originario de Córdoba que por su aspecto físico de cabello rubio se hacía pasar
en sus viajes por oriente como normando de Sicilia.
Su padre era aficionado a la filosofía y fue el que lo inició en los
conocimientos teológicos y filosóficos que había aprendido en sus viajes por
oriente. Sobre todo aprendió de la escuela teológica conocida en oriente como
mu’tazili (el retirado) que bebía en las fuentes clásicas griegas del
racionalismo.
El joven Ibn Massarra siguió su aprendizaje en Córdoba con algunos de los
ilustres jurisconsultos de la escuela Malikí que le pudieron transmitir a Ibn
Massarra doctrinas ascéticas, contemplativas y esotéricas de oriente.
Murió su padre durante una peregrinación a la meca, contando nuestro
personaje con dieciséis años. A esa edad ya tenía discípulos con los que se
retiró a una ermita de la sierra de Córdoba.
La doctrina que enseñaba el joven Ibn Massarra no debía ser muy del
agrado del emir Abd Allah pues, desde una perspectiva filosófico-política, los
mutazilíes ponían en tela de juicio la legitimidad de los gobernantes si no se
hallaba respaldada por la voluntad de sus súbditos.
Sea porque se le empezaba a considerar entre los alfaquíes como un
herético, o sea por la inestable situación que vivía el Emirato, lo cierto es
que el joven Ibn Massarra decide exiliarse con dos de sus más cercanos
discípulos con la excusa de hacer la peregrinación a la Meca. Allí, en las
ciudades de Medina y Meca, tomó contacto con las escuelas orientales del
sufismo, y no regresó a su patria hasta el reinado de ‘Abd al-Rahmán III, cuya
política era más liberal.
Dibujo de José Vigueras |
A su regreso se volvió a instalar en
la sierra de Córdoba donde siguió enseñando su doctrina a sus discípulos de una
forma más secreta. Elaboró allí toda una filosofía y un método de vida
espiritual místico basado en el motazilismo, que es la doctrina del griego
Empédocles pero bajo la apariencia musulmana, y también en la doctrina del sufismo batimí.
Quizás debido a ese secretismo, o
porque también se quiso eliminar su obra, la realidad es
que sólo se conocen dos de sus obras, aunque también conocemos su pensamiento y
doctrina en parte por las referencias de sus discípulos y en parte por las
refutaciones que le hacían sus detractores.
No se sabe que fuera condenado en vida por su doctrina, aunque sí después
de su muerte, sus seguidores fueron condenados por los alfaquíes vinculados al
poder califal. El maestro murió rodeado de sus discípulos, en su ermita de la
sierra, en el año 931 a la edad de cincuenta años.
Ibn Massarra montó en la sierra cordobesa una especie de comuna mística.
Sus seguidores siguieron con ella, aunque vigilados y perseguidos se vieron
obligados a seguir un esoterismo estricto. Formaron una organización jerárquica
secreta que tenía su propio imam como jefe.
A pesar de su organización secretista, las doctrinas massarritas
alcanzaron una gran difusión en al-Andalus. Sobre todo es conocida la escuela
de Pechina donde sus seguidores, forzando la interpretación de las doctrinas
del maestro, formaron una especie de comuna libertaria donde se condenaba la
propiedad privada y se establecía el amor libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario