Abu Hafs Umar al Balluti era el nombre de guerra del cordobés Umar ibn
Shuayb, que es mas conocido por su nisba de al-Balluti (el bellotero) porque
era originario de la comarca de la sierra cordobesa de Fahs al-Ballut (el llano
de las bellotas, la actual comarca de los Pedroches).
Seguramente sería uno de los miles de andalusíes que se instalaron en el
arrabal cordobés de Sacunda a finales del siglo VIII y principios del IX
atraídos por la prosperidad que estaba adquiriendo Córdoba a raíz de la
instauración del emirato omeya en la capital.
El arrabal de Sacunda estaba situado
en la parte del río Guadalquivir, contraria a la Mezquita mayor que en aquellos
momentos se estaba construyendo, lo que atrajo a Córdoba, en general, y a este
populoso barrio, en particular, a miles de personas procedentes del resto de
al-Andalus.
En el año 818 hubo una gran rebelión
de la gente del arrabal contra el Emir al-Hakam I que gobernaba al-Andalus
tiránicamente. Parece que una gran sequía, y las hambrunas consiguientes, fue
el detonante para que los arrabaleros de Sacunda se rebelaran y atacaran el
palacio del Emir. Una estratagema de la guardia personal del Emir, que estaba formada
por mercenarios extranjeros, incendiando las casas del arrabal, terminó por desbaratar
el motín. Los sublevados, al ver arder sus casas, desistieron de asaltar el
palacio y acudir a apagar el fuego, pero allí le esperaba el ejército que no
tuvo piedad de la población. El Emir ordenó crucificar a 300 notables del
barrio y al resto los expulsó de al-Andalus.
Varios miles de familias tuvieron que abandonar la península. Parte de
ellas se instalaron en el magreb donde fundaron el barrio y la mezquita de los
andaluces de la ciudad de Fez. Pero una gran parte se dedicó a la piratería por
el mediterráneo llegando a ocupar la ciudad de Alejandría.
En Alejandría constituían una floreciente comunidad que llegó a dominar
política y militarmente la ciudad. Después de estar allí unos años, y ante la
presión militar ejercida por los gobernantes abasíes de Egipto decidieron
abandonar la ciudad y dirigirse a la Isla de Creta que estaba en manos de los
Bizantinos. Parece que la elección de la isla de Creta se debió al pacto entre
el gobernador de Egipto y los andalusíes por el que estos se comprometían a no
instalarse ni atacar ningún puerto que estuviera en manos de los abasíes. Así
que la mejor opción que consideraron era Creta que estaba en manos de los
bizantinos, grandes enemigos de los abasíes en el mediterráneo.
En el 827 los arrabaleros liderados por al-Balluti conquistaron Creta y
fundaron una república andalusí independiente que pronto se convirtió en un
emirato dinástico que pervivió hasta el año 961 (duró casi un siglo y medio).
Ese año un general bizantino, el que sería futuro emperador Nicéforo Focas,
logró conquistar la inexpugnable ciudadela de la capital andalusí de la isla,
que era la antigua ciudad romana de Gortina, conocida como Candia hasta que los
griegos le han cambiado el nombre y se conoce actualmente como Heraklion.
Los andalusíes de Creta mantuvieron
una excelente relación cultural y económica con al-Andalus. Su economía se
basaba especialmente en la piratería, el tráfico de esclavos y el comercio.
A los bizantinos les preocupaba enormemente la actividad de piratería de
los andalusíes cretenses que hostigaban continuamente las islas del Egeo,
capturando barcos mercantes y apoderándose de grandes botines. Esa preocupación
hizo que el emperador bizantino Teófilo mandara una embajada en el 840 a al-Andalus
para conseguir de Abderramán II la devolución a Bizancio de la isla de Creta.
Lógicamente el gobernante cordobés no podía satisfacer las pretensiones
bizantinas ya que la Creta andalusí, no dependía ni política ni militarmente de
al-Andalus. Así que los andalusíes cretenses siguieron con su emirato dinástico
y sus actividades piratas hasta que los bizantinos consiguieron conquistarla
por la fuerza derrotando a su último gobernador de la dinastía de al-balluti,
Abd el Aziz ben Shuayb.
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