Nació en el año 560 y murió en el
636. Fue Arzobispo de Sevilla desde el año 599 hasta el 636, y gran intelectual
de la época visigoda.
Este personaje es miembro de una familia acomodada hispana de Cartagena. Su
familia se exilió a Sevilla por desavenencias con el imperio bizantino que
consiguió dominar el sudeste peninsular, desde Cádiz hasta cerca de Valencia.
La familia de Isidoro estuvo estrechamente vinculada a la realeza
visigoda, ya que su hermana Teodosia se casó con el rey Leovigildo, con el que
tuvo dos hijos: Hermenegildo y Recaredo.
No se sabe con certeza si Isidoro
nació en Cartagena o ya nació en Sevilla una vez instalada la familia en la
ciudad hispalense. A la muerte de su padre, Isidoro vivió muchos años a la sombra
de su hermano mayor Leandro. Este también fue un gran intelectual de la época.
También fue arzobispo de Sevilla desde 578 hasta el 599, año en el que le
sucedió su hermano Isidoro y, sobre todo, fue instructor y asesor de sus
sobrinos Hermenegildo y Recaredo. De hecho, parece ser que tuvo mucho que ver
en la conversión de éstos del arrianismo al catolicismo, y en la rebelión de
Hermenegildo, cuando era gobernador de la Bética, contra su padre Leovigildo.
Isidoro de Sevilla vivió una época
muy convulsa de la monarquía visigoda. Vio como se sucedían en el poder varios
reyes que se alzaban en armas contra el anterior. Desde el punto de vista religioso, Isidoro fue un defensor
de la ortodoxia católica frente al arrianismo que habían extendido por la
península los dirigentes godos, que ya eran arrianos desde la época del propio
Arrio. Su papel como consejero de su sobrino el converso rey Recaredo fue
determinante en la persecución que emprendió el rey contra los obispos y nobles
arrianos.
Su prestigio y su influencia en la monarquía fue decisiva en su papel de
guía en la iglesia de su tiempo. A raíz de la celebración del IV concilio de
Toledo en el 633, convocado y presidido por él, consiguió unificar la liturgia
del reino visigodo y estableció la obligatoriedad de un plan de formación
cultural y teológica del clero. Para ello se estableció la obligación de que se
crearan seminarios y escuelas catedralicias en todas las diócesis.
Otra consecuencia fundamental de este Concilio presidido por Isidoro es
la simbiosis entre poder político y religioso. En este concilio se
establecieron las bases de lo que hoy podríamos calificar de un Estado
nacional-católico, donde los obispos forman parte del cuerpo electoral que
elige a los reyes. Donde la Iglesia, representada en los concilios, se erige en
autoridad para juzgar la conducta y la dignidad de los reyes. Se atribuye al
concilio la función de tribunal de apelación en las causas contra los obispos,
los jueces y las jerarquías administrativas y económicas del país. Consigue que
el clero quede excluido de pagar impuestos y de prestaciones personales al
poder civil.
Su obra se convirtió en una referencia esencial para el conocimiento en
la Edad Media de una Europa que había caída en el oscurantismo después de la
desaparición del Imperio romano.
Escribió una historia del mundo y dos de los visigodos. Pero su gran
aportación a los conocimientos de su época fue una Enciclopedia del saber
conocida como la Etimologías compuesta por 20 libros.
Se le considera como el último de los padres de la iglesia. Fue
canonizado en 1598.
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